Suma que multiplica. Espacio libre para discutir y analizar la cotidianidad

Volkswagen y el problema equivocado

Volkswagen y el problema equivocado

Volkswagen y el problema equivocado

Por Enrique Dans*

El CEO de Volkswagen, Herbert Diess, al hilo de las recientes noticias sobre Tesla, afirma que su compañía “será capaz de producir vehículos eléctricos tan buenos como los de Tesla y a la mitad de precio en 2020“, dejando claro lo poco que la industria automovilística ha entendido el problema y lo mal que nos va a ir a todos si no conseguimos, sea por los medios que sea, que lo entienda.

Lo voy a poner claro, en mayúsculas y en negrita para ver si así Volkswagen lo entiende:

VOLKSWAGEN, NOS TRAE SIN CUIDADO LO RÁPIDO QUE SEAS CAPAZ DE PRODUCIR VEHÍCULOS ELÉCTRICOS: LO QUE QUEREMOS SABER ES CÓMO DE RÁPIDO ERES CAPAZ DE DEJAR DE PRODUCIR Y VENDER LOS QUE NO LO SON. 

No, el problema que tenemos no es saber si vas a ser o no competitiva en el futuro. Ese será el problema de los directivos de Volkswagen, que no saben si alcanzarán o no su bonus anual, o de sus empleados, que no saben si tendrán o no un trabajo estable en el futuro o si tendrán que buscarlo en otro sitio. El problema que tenemos es que os habéis pasado años envenenando el maldito planeta y engañando a los reguladores mediante trucos sucios – nunca mejor dicho – y que, aún ahora, vuestra producción sigue siendo, en un maldito 99%, de vehículos que siguen emitiendo gases tóxicos. Precisamente del tipo de vehículos cuya producción y venta tendríamos que prohibir de manera taxativa si fuésemos capaces de tener un mínimo sentido de la gravedad de la situación.

Esa es la dura realidad: que seguimos sin tener una sensación de urgencia a la hora de plantearse los problemas derivados del cambio climático. Ni Volkswagen ni el resto de la sociedad se han dado cuenta aún de lo importante que es lo que está sucediendo, de la relación entre lo que estamos emitiendo y los miles de muertos que están provocando las enfermedades respiratorias o unos fenómenos climatológicos cada vez más extremos. Lo verdaderamente grave es que los gobiernos de países industrializados como China, Estados Unidos, Australia, Alemania o el Reino Unido siguen poniendo en marcha proyectos de explotación de carbón energético, incluso proyectando nuevas minas, y alegando que lo necesitan para su crecimiento económico. Un crecimiento económico convertido en la gran falacia, en la gran carrera de ratas por ver quién llega antes al vertedero.

No, no es el momento de sacar pecho y afirmar que la robusta ingeniería de Volkswagen es capaz de lograr esto o lo de más allá. Nos interesa más saber si tienen el coraje de plantearse planes verdaderamente ambiciosos, que no son los de hacer cosas nuevas, sino los que implica dejar de hacer las cosas viejas. Nos interesa ver si son capaces de estar a la altura del problema que previamente han contribuido a crear. ¿Cuántos directivos de Volkswagen conducen vehículos eléctricos? ¿Lo hace el propio Diess? ¿O prefieren lanzar ofertas impresionantes para seguir vendiendo vehículos diesel y de gasolina, o alimentando noticias falsas y rumores sobre “lo poco que contaminan” para que se autojustifiquen los irresponsables que los adquieren?

El gobierno canadiense acaba de aprobar una ley que penalizará seriamente las emisiones, y compensará con el importe obtenido a los ciudadanos afectados por tener que hacer cosas costosas como cambiar de coche o de calefacción, en una estrategia que podría generar todo un boom económico y una generación de empleos netos a partir de un problema. ¿Cuántos empleos y cuantas oportunidades podrían generarse, con la mentalidad y los medios adecuados, a partir de tecnologías que extraigan contaminantes de la atmósfera? Interpretar un problema como una oportunidad, eso es lo que son capaces de hacer aquellos que saben estar a la altura de lo que les ha tocado vivir. Y eso es lo que hay que pedir a una compañía como Volkswagen, y por supuesto, a muchas otras. O a muchos gobernantes. O a muchos de nosotros.

Por supuesto que es fácil entender que Volkswagen perdería una parte de su competitividad si dejase, de la noche a la mañana, de producir vehículos con motor de combustión interna. Que eso podría significar la pérdida de miles de empleos y un problema económico de primera magnitud en muchas zonas y para muchas personas. Pero el verdadero problema es que, al ritmo que vamos, perder su trabajo será el menor de los problemas para esas personas, que tendrán que empezar a preocuparse, junto con el resto de habitantes de un planeta enfermo, de otra serie de cuestiones mucho más complicadas y aún difíciles de imaginar: de cómo sobrevivir en un mundo completamente degradado e insostenible. Ese, y no otro, es el futuro que estamos viendo a diez años vista, mientras seguimos preocupándonos absurdamente por crecer un poco más o un poco más rápido. Estamos en plena emergencia, con las alarmas sonando, pero seguimos preocupados por subir al piso de arriba a buscar las joyas de la familia.

*Texto íntegro, publicado gracias a licencias Creative Commons

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Entremás.mx.