Por Enrique Dans*
Mi columna de esta semana en Invertia se titula «Cambiar las prioridades» (pdf), y habla de la necesidad de reaccionar ante un cambio tan importante como una pandemia que, además, va a seguir con nosotros durante bastante tiempo.
La idea surge de esa obsesión por la «vuelta a la normalidad» que veo en muchas personas y compañías: no, no tenemos que volver a como las cosas funcionaban antes, porque entre otras cosas, el hacer las cosas como las hacíamos antes fue lo que nos trajo hasta aquí. De cara a los tiempos que nos disponemos a vivir, tendremos que plantearnos importantes cambios en la manera en que asignamos nuestras prioridades, que se reflejarán necesariamente en nuestra manera de hacer las cosas.
Adaptarse a estos tiempos no es simplemente ponerse una mascarilla, incrementar la distancia social o poner carteles recordando a la gente que haga esto o aquello… mientras intentamos seguir haciendo lo mismo que hacíamos, pero bajo esas circunstancias. Adaptarse significa necesariamente otra cosa, por lo general más estratégica y menos coyuntural, más de fondo. Tus prioridades son lo que refleja tu gestión, tu forma de hacer las cosas, tus intereses. Cambiarlas significa haber aprovechado la traumática experiencia de una pandemia para aprender, para mirar las cosas de otra forma, para reenfocar lo que hacíamos, incluso para ser percibidos de otra manera. Y no todos van a ser capaces de hacerlo.
La forma en la que adaptas tus prioridades es un buen indicador de si estás haciendo realmente algo por adaptarte a un nuevo entorno que va a demandar muchos cambios, o si sigues anclado en la forma en que las hacías antes. La innovación es fundamental para la adaptación, y surge precisamente de cambiar y de replantearnos nuestras prioridades. Es un análisis que realmente recomiendo hacer.
*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons
