Por Malusa Gómez*
Llevo un rato desaparecida, sin escribir y sin saber de qué escribir. La vida me volvió a llevar a Satu Mare en Rumania.
Tuve una experiencia muy curiosa, de esas que no planeas pero que las circunstancias te llevan a vivirla y que agradeces que así haya sido. Fui al teatro, y pensarán qué ociosa irme a meter a ver algo en un idioma del que no entiendo más que dos o tres palabras si las dicen despacio. La razón fue que conozco a una de las actrices y me hacía ilusión verla en el escenario, aunque no supiera de qué iba los diálogos.
Antes de la función, Anette me contó la trama para que por lo menos pudiera imaginar qué era lo que estaba sucediendo, se trataba de una obra japonesa que en rumano se tituló Poate Visezi y que en español significa “Tal vez esté soñando”, y de eso iba la historia, de sueños y realidades, pero eso no es lo que quiero contarles, sino de la experiencia de estar frente a un grupo de profesionales que con el cuerpo, gestos, movimientos y tonos te hacen sentir cosas aunque no sepas lo que están diciendo. Por primera vez puse atención de una forma diferente, no tenía porque no podía que comprender las palabras, así que me empecé a fijar detenidamente en todo lo demás. Las luces jugaron un papel super importante, según su intensidad y movimientos podía saber si la cosa era tranquila o tensa, las actrices gesticulan y calculan cada uno de sus movimientos no suben o bajan la mano por que sí, con esos movimientos comunican cosas. La concentración con la que se desplazan por el escenario es impactante y toda la parte de escenografía y como van jugando con ella me encantó.
Dos elementos llamaron especialmente mi atención, una máquina de coser eléctrica que se ponía en marcha en determinadas ocasiones y cómo lograron representar la cama, que se podrán imaginar que si la obra iba de sueños pues la cama jugaba un papel importante. En lugar de poner una cama común y corriente para que se acostaran a soñar, la pusieron parada, recargada contra la pared, como si las estuviéramos viendo desde arriba y con eso lograron que todos pudiéramos ver completas a las actrices y no perdernos ninguno de sus movimientos.
Me gustó mucho ver teatro de una forma diferente y puedo decir que la compañía es muy buena y que las actrices son increíbles, que a pesar de no saber qué me dijeron si sé lo que con su actuación me hicieron sentir e imaginar.
Y ya para terminar con mis historias de Satu Mare, pues ahora sí no sé cuando.
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