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México: el país de la propina

México: el país de la propina

México: el país de la propina

Por Mónica da Silva González

En México, es difícil salir de casa sin erogar un solo peso.  Damos unas monedas al del gas o pipas de agua, a decenas de viene-viene (en bancos, plazas comerciales o en cualquier calle donde sea difícil estacionarse), al cartero en su día, en restaurantes, en las gasolineras, a empacadores del súper, valet parking, lavacoches, etc.

Decenas de oficios improvisados son realizados por personas que buscan complementar sus bajos salarios o de plano, son desempleados que buscan una manera honesta de subsistir en un país inundado de actividades ilegales.  Aunque su informalidad también lo es, son trabajos dignos que no amenazan al bien común y que se convierten en un canal de re-distribución de la riqueza.

Pero, ¿cuánto gastamos en propinas? Si bien los expertos dicen que este peso cae en las clases media y alta, existen sectores que viven con ciertos lujos pero ciertas restricciones de gasto y que son los que sostienen este sistema, en un país donde no hay protección ni cobertura al desempleo e incluso es mal visto por algunos sectores, pues en este país se puede “hacer de todo” y las personas están acostumbradas a este mecanismo.

“UN IMPUESTO A LA POBREZA”

El Dr. Miguel Calderón Chelius, coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas de la Ibero Puebla, lo califica como un impuesto a la pobreza: “El origen no es tanto cultural sino económico; cuando los salarios alcanzan, no es necesario cumplir con el papel de ingreso sustantivo. La propina es un impuesto a la pobreza, que todos desde que salimos de la casa vamos pagando. Todo ese espacio es una transferencia informal no obligatoria que se hace de los sectores que tienen cierto nivel de ingresos a los que tienen menos nivel.

El fenómeno es mucho más claro en toda América Latina y disminuye considerablemente en Europa, donde hay un sistema de bienestar social y un sistema de cobertura que garantiza que los salarios alcancen para ciertos mínimos, aunque en varios sectores de Estados Unidos también es muy común: “El salario mínimo en los restaurantes es más bajo que el salario mínimo general en Estados Unidos;  en San Francisco es de por lo menos 15 por ciento pero se alcanza hasta los 25% de propina; aquí lo que se usa es el diezmo 10%”, agrega el académico, quien también es Coordinador del Observatorio de Salarios en la Ibero Puebla.

PROPINAS A EXTORSIONADORES E ILEGALIDAD

La Mtra. Mara Estrada Jiménez, coordinadora de la licenciatura en Economía y Finanzas de la Ibero Puebla, afirma que, al dar propina, muchas veces no ayudamos a la persona necesitada, sino a quien lo controla: “Al tratarse de un trabajo informal debería revisarse cómo se realiza y si existen esas mafias que explotan a otras personas y se apropian del espacio público -como los franeleros- pues esa es la informalidad sobre la informalidad.  No estás ayudando realmente a la persona pobre, sino que estás dándolo a otra persona a través de esa persona pobre”.

También se presentan muchos casos donde los ‘propineros’ deben incluso pagar por trabajar: “Un ejemplo claro son los empleados de las gasolineras, dan uno o dos empleados dados de alta con el salario mínimo y el resto viven de propinas que aparte deben repartir con el capataz o dueño de la gasolinera”, subraya el Dr. Calderón.   De igual modo, está el caso de los ‘viene-viene’, documentado en el siguiente artículo  “https://entremas.mx/piden-lideres-hasta-30-pesos-diarios-a-viene-viene/

Otro ejemplo que oscila entre la raya de la legalidad y la ilegalidad eran los ‘cerillos’ -y ahora un poco la tercera edad que empaqueta en los supermercados: “Esos niños en el pasado empaquetaban y las tiendas se amparaban en decir que no era trabajo infantil, pues les pedían que estudiaran, pero tanto ellos como quienes están ahora, son sometidos a un horario, a un jefe, tiene que ir vestidos de cierta manera, tiene que seguir instrucciones…todas las cosas que implican tener un trabajo menos el salario; sólo son propinas”, concluye.

ÍNFIMO VALOR DE LA FUERZA DE TRABAJO

Algunas labores de los propineros son trabajos profundamente improductivos que reflejan lo malbaratada que está la fuerza de trabajo en el país: “Imagínate qué tan qué tan barata es la fuerza de trabajo en México, que contratas a una persona para que se ponga junto al despachador automático de boletos, lo tome y lo meta correctamente para que no se vaya a dañar la máquina; es tan barata la fuerza de trabajo que hace que las máquinas sean caras…”

“Todo esto se da en la relación profundamente desigual entre los miembros de una sociedad, se genera una relación vertical donde el costo del trabajo es tan bajo, que (como clase media o alta), puedes obtener trabajo gratis o hasta que te paguen por el chance de trabajar”, agrega Miguel.

Aproximadamente 6 de cada diez trabajos en México pertenecen al sector informal -el 55% de la Población Económicamente Activa (PEA)- aunque el sector informal abarca desde trabajos ‘reconocidos’ como vendedores de seguros, hasta limpiaparabrisas y similares.

¿COMPASIÓN, COSTUMBRE O BUEN SERVICIO?

Pero ¿por qué damos propinas? Para muchos es una cuestión de compasión, ya que es sabido que esas personas no tienen otro ingreso o es muy bajo.  Para otros, es simplemente costumbre, pues ‘así se ha hecho siempre’ y otros más realmente recompensan o castigan el servicio con la propina: “Hay lugares que el servicio en restaurantes viene incluido en la cuenta, aunque en México no existe esta obligación, sino que las propinas se ven como un gesto de generosidad, de reconocimiento al buen servicio, es la parte noble de la propina”, comenta el experto de la Ibero.

“Es un proceso histórico”, continúa.  “Tiene que ver con la pobreza, con la forma que dominaron los españoles que se hereda desde la colonia en el México independiente y que sigue porque no hemos solventado la pobreza. Es una costumbre, una norma social tiene cierto grado de obligación, hay una suerte de sanción social, se da por entendido, es muy agresivo ir a un restaurant y no dar propina”, sentenció.

-O-O-O-

En una encuesta realizada en una comunidad de madres de familia en Puebla y México (Mommies-Talk), la gran mayoría de las mujeres que respondieron la encuesta está a favor de las propinas, reconociendo que las personas no tienen otra alternativa para mejorar su salario, aunque condicionándolas al buen servicio y la actitud cordial de quien les atiende.

Muy pocas estuvieron en contra, pero incluso las que sí dan propina, reconocieron que les da coraje que en los restaurantes se les pague tan poco a los meseros, ya que los dueños piensan que es obligación de los comensales pagar les el sueldo a sus empleados.

Otros resultados fueron:

  • La mayoría no da dinero en altos; si se encuentran niños o ancianos, dan agua y comida.
  • En los restaurantes, dejan del 10 al 20%, dependiendo del servicio.
  • En el súper, el promedio son 10 pesos
  • También dan en el salón de belleza (de 30 a 50 pesos o 15%), a las niñeras de los restaurantes (50 pesos), a los viene-viene (de 3 a 10 pesos, aunque muchas reconocieron que no dan si no las ayudan antes con las bolsas, los niños o si no te ayudaron a entrar o salir del cajón de estacionamiento. Otras mencionaron a los franeleros que apartan la calle y tienen cuota fija y calificaron el acto como ‘extorsión’).
  • Muchas mencionaron sentir más lástima por los ancianos y darles hasta 20 pesos, incluso si no saben empacar.
  • Algunas que trabajaron como meseras o en el sector hotelero o de servicio, acordaron que el mexicano no da buenas propinas.
  • Se percibió un disgusto general por dar propinas en los estacionamientos, concentrándose la idea de injusticia en los excesivos cobros de los mismos.
  • Quienes son extranjeras o tienen esposos de otros países, reconocieron que al inicio se sorprendieron y algunos lo siguen considerando ofensivo, mientras que otros ya saben que ‘así es el sistema’.
  • Quienes siendo mexicanas vivieron o viven en el extranjero, dijeron extrañar ciertos apoyos, calificándolos incluso de ‘privilegios’ que valoras cuando no los tienes y asociando la palabra ‘calidez’ a estos servicios.
  • Varias mencionaron no dar propina a los de la basura ‘´porque avientan el bote’ o al cartero ‘que ya casi no lleva cartas’.

MEXICANOS DAN 55 MIL MDP ANUALES EN PROPINAS

¿Y qué hay de los que erogan las propinas? El Dr. Calderón Chelius hace un cálculo a botepronto, suponiendo que 15 millones de mexicanos (1/8 del país) da diez pesos de propina al día (promediando ya lo que se da en restaurantes en fines de semana): serían 150 mdp diarios por 365 días, dando un total de casi 55 mil mdp anuales.

Si trasladamos ese dinero para cubrir las necesidades de todo ese México informal, parece poco, pero es dinero que ese sector -clase media y alta- tiene para dar y muestra la desigualdad social, comenta.

Por su parte, la Mtra. Mara Estrada, realiza una estimación de entre el 3 y 4% que incrementa el gasto de una persona que está dando propinas en un día de compras: “Es como si subieran los precios que de por sí, estamos experimentando una subida de productos básicos desde sexenio anterior y hay una inflación si no medida, velada y tenemos que asumir ese costo”.

OBLIGATORIEDAD SE VA CONVIRTIENDO EN EXTORSIÓN

Calderón Chelius advierte también que la obligatoriedad se va convirtiendo en derecho de piso: “¿Cuál es la diferencia entre tenerle que pagar al viene- viene para que no te vaya a rayar el coche y tenerle que pagar a alguien para que no te asalte la tienda? Conceptualmente no hay diferencia, la desigualdad nos está generando problemas de inseguridad, idea con la que coincide la Mtra. Mara.

Ambos convergen en que la propina es un mecanismo informal de redistribución de ingreso, en lugar de lograr que se reciban salarios adecuados.

Y ahí está la consecuencia de no preocuparse por el bien del otro o el bien común, ahí se nos regresa a todos.

SISTEMA QUE PERMANECERÁ

Mientras nuestra economía siga con una profunda inequidad en la distribución de la riqueza, las propinas como base salarial no podrán desaparecer.  Incluso, como menciona el Dr. Miguel, aunque México tenga menor tasa de desempleo que la propia Europa o Estados Unidos, sólo se debe a que ellos tienen un seguro de desempleo, pero aquí la gente vive al día, sin ningún tipo de protección ni cobertura.

Un ejemplo que revierte esto lo dio el Doctor al mencionar que sólo en Nueva York es obligatorio el servicio completo en una gasolinería (no el autoservicio); cuesta más el combustible, pero hay personal que lo despacha, siendo esto una política para crear empleos.

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