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Lección importante: no te enfrentes a tus empleados

Lección importante: no te enfrentes a tus empleados

Lección importante: no te enfrentes a tus empleados

Por Enrique Dans*

Tras varios episodios de activismo, tanto medioambiental como por otras causas, entre sus empleados, Amazon decide empezar a tomar medidas drásticas y amenazar a varios de ellos con el despido si se significan públicamente en contra de los intereses de la compañía. El resultado, como era de prever en una compañía que depende enormemente de su capacidad para atraer y retener talento, está siendo que esos empleados reaccionen precisamente al revés de lo esperado: en lugar de rebajar el tono dócilmente para evitar el despido, más de trescientos están desafiando públicamente la política de la compañía y escribiendo con nombre y apellidos sus reivindicaciones en un documento en Medium, en una actitud solidaria de «no nos vais a poder echar a todos» que podría llegar a plantear serios problemas a la compañía.

Poner tu firma en una de estas cartas no es una decisión fácil. Por mucho que pienses que puedes encontrar trabajo fácilmente en otro sitio, que te echen de una de las compañías más importantes del mundo no es un trago agradable, como no lo es el dejar de contar con los ingresos extra de las posibles acciones que estabas esperando cobrar. La lucha entre los principios y el pragmatismo se desarrolla a nivel personal, y nunca es sencilla.

Los empleados de Amazon, que ya recibieron la solidaridad de políticos como Bernie Sanders para visualizar sus protestas, saben que responder a este movimiento con despidos masivos sería muy problemático para la compañía, no solo por la más que posible acción de los sindicatos y las agencias de protección de los derechos de los trabajadores, sino también porque, lógicamente, ninguna compañía funciona cuando el talento la abandona.

Cada vez más, los empleados de las compañías tecnológicas están dejando de ser meras máquinas de convertir cafeína en código ejecutable, y demandan saber para qué fines van a emplearse las herramientas que construyen. Si llevas tiempo dedicándote a un proyecto de reconocimiento facial, no es lo mismo ver que se utiliza en las tiendas Amazon Go para facilitar métodos de compra más eficientes, que saber que el gobierno de tu país lo está empleando para internar a inmigrantes en campos de concentración. Tampoco es lo mismo sentirte identificado con la estrategia y los fines de tu compañía, frente a estar convencido de que una compañía con esos recursos y esa capacidad de influencia tendría que estar haciendo mucho más con respecto a la emergencia climática, y que en realidad, sus acciones son más el producto de una campaña de greenwashing que una iniciativa real y eficiente.

Pero sobre todo, una compañía cuya fuerza se basa en el talento, las capacidades y la motivación de sus empleados debería saber que si no consigue mantener a esos empleados contentos y motivados, está perdiendo uno de sus elementos más importantes para ser competitiva. Que ese tipo de empleados no funcionan mediante coacciones y amenazas, porque pueden, casi en cualquier momento, meter tranquilamente sus pertenencias en una caja de cartón y marcharse a otro sitio en el que, seguramente, los acogerán con los brazos abiertos (y en gran medida gracias a la línea de curriculum que les has proporcionado tú).

Si tu actitud cuando tus empleados protestan por las acciones o la estrategia de la compañía es encastillarte y amenazar con despidos, piensa que con esa actitud estás poniendo de manifiesto tu compromiso férreo con el neoliberalismo que afirma que «lo único que importa es dar beneficios a los accionistas», en lugar de alinearte con las tesis de un stakeholder capitalism que afirma, no sin razón, que si bien los accionistas que te financian pueden ser importantes, no lo son menos que tus proveedores, tus empleados, tus clientes, la sociedad o el medio ambiente que te rodea. Un cambio que se está exteriorizando cada vez más, y que demanda una sensibilización con aquellos actores cuya participación resulta fundamental en el desarrollo de tu estrategia.

Las compañías que no sean sensibles al activismo de sus empleados revelan, en realidad, que hay manejos entre bastidores que no satisfacen ni a los que cobran de ellas, y se encontrarán con cada vez más problemas, sea el rechazo de cada vez más inversores, el de los clientes, o una dificultad cada vez mayor para atraer y retener talento. Si ese tipo de cosas no te parecen importantes, a lo mejor es que no las has mirado bien. Aunque seas la persona más rica del mundo, no haces las cosas tú solo. No te arriesgues a hacerlas en contra de la opinión de todos los demás.

*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons

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