Por Enrique Dans*
La regulación de las big tech es, sin duda, uno de esos temas candentes que la administración Biden tiene encima de la mesa, con unas consecuencias importantísimas de cara a cuestiones tan importantes como la competitividad de esas compañías, la innovación en su industria, o la privacidad, entre muchas otras. Pero además, es un tema en el que tiene grandes posibilidades de poner en práctica aquellas iniciativas que quiera proponer, dado que todo parece indicar que la oposición republicana está también bastante convencida de su necesidad.
Con estos elementos, el fuerte apoyo económico que Joe Biden recibió de las empresas tecnológicas y figuras representativas de Silicon Valley Durante la campaña hacía presagiar lo peor: «ya que mi industria va a ser regulada, que lo haga al menos un candidato al que he hecho donaciones importantes, que posiblemente me trate mejor». Si bien Joe Biden había indicado que no estaba de acuerdo con el nivel de cercanía y complicidad que la administración Obama había alcanzado con Silicon Valley, el hecho de que esas compañías estuviesen entre sus donantes más importantes parecía dificultar posibles iniciativas agresivas de regulación.
Por el momento, sin embargo, todas las señales parecen apuntar a lo contrario: recientemente, por ejemplo, el propio Joe Biden y varios congresistas demócratas apoyaron de manera inequívoca a los trabajadores de Amazon frente a los intentos de la compañía de reprimir su sindicalización, sin duda uno de los temas candentes en la industria. El caso Google, iniciado por el Departamento de Justicia el pasado octubre, continuará su instrucción. La sección 230, que exime de responsabilidad a las compañías tecnológicas por los contenidos que sus usuarios comparten en ellas, será muy posiblemente revisada tal y como Donald Trump pretendía, y con un nivel de consenso previsiblemente elevado entre demócratas y republicanos.
Pero además, Joe Biden está incorporando a su equipo a algunos de los más reconocidos críticos con respecto al dominio de las Big Tech: el pasado día 5 de marzo, se anunció la incorporación de Tim Wu, el creador del término «neutralidad de la red» y uno de los expertos académicos más importantes en regulación, y el pasado lunes 8, la de Lina Khan, una prestigiosa experta en legislación antimonopolio con una visión también fuertemente crítica de las compañías tecnológicas, que formará parte de la Federal Trade Commission.
Estamos hablando, sin duda, de un replanteamiento del buenismo y de la suavidad con las que administraciones anteriores trataron invariablemente a las compañías de Silicon Valley, y que les sirvió no solo para crecer de manera desmesurada y conquistar el mundo, sino también para poder plantearse, por ejemplo, adquirir o copiar todo aquello que mostraba una cierta tracción en su adopción. Ahora, se encuentran no solo con una administración aparentemente dispuesta a aplicar principios regulatorios mucho más estrictos, sino también a una oposición que seguramente se lo permita.
Vienen cambios.
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*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons