Investigación pública y Accountability
Por Juan F. Castro-Cal
Una reflexión respecto a la valoración del retorno de la inversión en el sistema público de investigación y desarrollo y la rendición de cuentas (accountability).
“Accountability” es un concepto anglosajón que en nuestro idioma, inicialmente, podríamos traducir por “rendición de cuentas”. Resulta curioso constatar que un concepto tan potente posea un término propio en inglés, en cuanto que precise de tres palabras en español para nombrarlo. En cualquier caso, “accountability” es una filosofía de gestión completamente asumida en su entorno e implica la evaluación independiente, autorizada y transparente del uso de los recursos ajenos en pos de unos objetivos. De éste modo si un instrumento administrativo no cumple con los objetivos propuestos (eficacia), o lo hace con un menor rendimiento en el uso de los recursos asignados (eficiencia) se puede llegar a determinar su completa modificación o, incluso, cierre.
Dentro de la filosofía de rendición de cuentas en fechas recientes se ha publicado un nuevo informe sobre la producción científico – técnica del sistema universitario público español. En ésa ocasión se trata del Observatorio IUNE[1] para el seguimiento de la I+D+i universitaria española que analiza la actividad de 79 universidades públicas y privadas desde el año 2006 al 2015 con un conjunto de indicadores agrupados en seis variables: [i] profesorado; [ii] reconocimiento productividad del profesorado; [iii] actividad científica; [iv] innovación; [v] competitividad; [vi] y capacidad formativa.
El informe del Observatorio IUNE constituye una brillante y útil iniciativa de “accountability” centrada en criterios de producción del sistema universitario público español (eficacia) en base a las variables tradicionales de medición de la actividad de ciencia y tecnología en los países de la OCDE. Sin embargo el documento se encuentra ante la misma dificultad de tantos otros reportes o memorándums a la hora de realizar un análisis del retorno generado por la inversión realizada (eficiencia). De éste modo se proporciona, una
vez más, un estupendo diagnóstico de situación. Por tanto se mantiene la dificultad para tomar decisiones sobre la necesaria, en su caso, modificación del actual modelo de investigación y desarrollo en el sistema público universitario español.
Una valoración de eficiencia parte, entre otros factores, de la necesidad de desagregar los datos relevantes relativos a la naturaleza y origen de los ingresos generados por la investigación. Éstos pueden ser generados por [i] transferencias de capital por parte de las diferentes Administraciones Públicas; [ii] participación concurrente y competitiva en programas/proyectos con cofinanciación pública y [iii] contratación de servicios de I+D por parte de terceros con cargo a fondos propios de éstos. En última i
nstancia los dos primeros epígrafes (“i” y “ii”) suponen un origen público de los ingresos, en cuanto que el tercero (“iii”) puede ser tanto público (cuando quien contrata es una Administración o un medio de ésta) como privado.
Es un territorio comúnmente aceptado en el entorno de las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) que muchas empresas, sobre todo las de tamaño medio y grande, sólo abordan colaboraciones con el sistema público de I+D si existe un programa de subvención (cofinanciación o fiscalidad favorable) de origen público que les cubra parte mayoritaria de su aparente contribución. De éste modo, de las cifras señaladas en las figuras anteriores ¿qué parte corresponde a dinero público en última instancia y qué parte es aportación privada exclusivamente?
Un paso más avanzado a la hora de poder determinar la eficiencia del sistema público de I+D, en particular el universitario, es medir el potencial retorno de la inversión pública en I+D a partir de los ingresos generados por los dos principales elementos de transferencia de conocimiento: [a] las regalías generadas por la licencia de uso y explotación de patentes titularidad de los integrantes del Sistema y [b] la valoración de la participación y/o derechos existentes en las spin-offs[2] originadas con activos y equipos del propio Sistema.
Hecho que contrasta fuertemente con el modo en el que se lleva a cabo la rendición de cuentas en nuestro entorno próximo europeo. Sirva como ejemplo el caso de la Universidad de Oxford y el informe anual “Oxford University Innovation” de 2016 (pág. 14 y ss.).
Conclusión
El Sistema Público de I+D precisa de un profundo análisis y debate respecto no sólo a su eficacia y su situación presente (diagnóstico), sino también, y sobre todo, sobre su eficiencia. Para ello es preciso incrementar y precisar la calidad de la información disponible, así como la determinación, en su caso, de indicadores y métricas más adecuados para tal fin. Así mismo, se sugiere abordar la naturaleza y características de los servicios profesionales alrededor de la producción científica y tecnológica, al ser ésta una de las claves fundamentales para su valorización y transferencia efectiva. Así,
- EFICIENCIA. Precisamos de mecanismos de evaluación del sistema público investigación y desarrollo (Universidades, Organismos Públicos de Investigación…) que nos permitan identificar de un modo sencillo la naturaleza y origen de los recursos aportados. Mientras tanto, tendremos diagnósticos de situación más o menos certeros.
- CALIDAD DE LA INFORMACIÓN. Existe una relevante ausencia de datos cuantitativos y de calidad que permitan analizar la generación de retornos de los activos con origen (y, en muchos casos, titularidad) pública. Tanto el apartado “patentes” como “spin-off” son indicadores con datos agregados de diferente naturaleza y solvencia que opacan cualquier análisis o conclusión al respecto de los mismos.
- SERVICIOS PROFESIONALES. Los diagnósticos centran todo su esfuerzo de medida y reporte en [i] la medida de la “capacidad instalada” (# profesores, # contratos Ramón y Cajal,…); [ii] los “recursos asignados” (financiación/ingresos); [iii] y las “métricas de producción” (publicaciones, impacto, visibilidad,…). Se desconoce la naturaleza, capacidad, calidad y trayectoria de los diferentes servicios profesionales (OTRIS) que permitan extraer el rendimiento exigible a la “capacidad instalada” en virtud de los “recursos asignados”.
[1] El origen de los datos son, exclusivamente, fuentes oficiales tales como [i] la Comisión Evaluadores de la Actividad Investigadora (CNEAI); [ii] la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT); [iii] el Instituto Nacional de Estadística (INE); [iv] el Centro para el Desarrollo Técnico Industrial (CDTI); [v] la Red OTRI (CRUE); [vi] la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM); [vii] el SIIU (Sistema de información integral universitaria) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; y [viii] los datos sobre publicaciones se obtienen de la plataforma Web of Science (WoS).
[2] Spin – Off. Consideramos como tal a aquella Empresa de Base Tecnológica (EBT) cuyos productos y/o servicios tienen su origen en resultados y activos generados por la actividad de investigación y desarrollo de la Institución de origen. Tales iniciativas empresariales pueden ser auspiciadas por un equipo emprendedor en el que participen investigadores que han generado dichos resultados.