El problema de los smartphones plegables
Por Enrique Dans*
Los smartphones plegables fueron sin duda uno de los productos que todo el mundo comentó en el MWC 2019, al hilo de las presentaciones de compañías como Samsung, Huawei, LG, Xiaomi y otros. Indudablemente, un terminal de ese tipo resulta sorprendente, a priori atractivo tanto por las posibilidades de una pantalla inmensa que prácticamente rivaliza con la de un tablet, y con muchas más disponibilidad de espacio para que los fabricantes jueguen con baterías más grandes u otros componentes que puedan aportar valor añadido al usuario.
¿Marcarán este tipo de terminales una tendencia de diseño, o estaremos hablando, como defienden algunos analistas, de una simple moda pasajera sin trascendencia? Si queremos un terminal de ese tipo y nos mueve un interés mínimamente más serio que el de impresionar a los que nos rodean, hay que plantearse algunos factores fundamentales: el primero de ellos es, obviamente, el precio: unos muy disuasorios 2,000 dólares en el caso del Samsung, que alcanzan los $2,600 en el caso del Huawei, y que llevan a plantearse si realmente queremos llevar encima un dispositivo que por su tamaño ya resulta incómodo de llevar, con unas circunstancias de usabilidad que todavía no hemos experimentado, y que sitúa su precio sensiblemente por encima del de muchos ordenadores completos.
Pero además, hay otro factor vinculado con su sorprendente factor forma, y que se concreta en una cuestión de materiales: los fabricante de las pantallas flexibles que permiten que el terminal se doble de manera continua y sin ningún tipo de interrupción han desarrollado ese componente mediante el uso de plástico, con todo lo que ello conlleva en términos de sensaciones y, sobre todo, de durabilidad. Durante el MWC, los fabricantes se preocuparon de no permitir que prácticamente nadie pusiese sus manos sobre estos dispositivos, limitándose a exhibirlos en vídeos, en vitrinas vigiladas, o desde lejos en manos de algún directivo. Este intento de retrasar el contacto de los usuarios con los dispositivos podría indicar un interés por evitar que entremos en contacto con unas superficies que podrían ser de todo menos óptimas a la hora de soportar un trato cotidiano o una convivencia con otros objetos en bolsos y bolsillos, que podría provocar arañazos que afeasen su superficie y que no resultarían demasiado justificables en un dispositivo con semejante nivel de precio. El problema resultaría más preocupante en aquellos dispositivos en los que la pantalla plegable se sitúa en su parte externa, concretamente el Mate X de Huawei, frente al Fold de Samsung que podría utilizar una pantalla convencional de cristal en su exterior y limitar el uso de plástico a la pantalla principal interna, que permanecería relativamente protegida al cerrarlo.
Así las cosas, algunos analistas recomiendan a quienes se hayan quedado prendados del factor forma desplegable esperar a que sus pantallas dejen de ser de plástico y pasen a ser de cristal, más teniendo en cuenta que todo indica que la norteamericana Corning, creadora del legendario Gorilla Glass y suministradora entre otros muchos de Apple, está precisamente trabajando en un cristal flexible, capaz de doblarse en un radio de cinco milímetros más de 200,000 veces, y con características de dureza similares a las de la mayoría de los smartphones actuales de gama alta. Esto convertiría a los terminales presentados durante el MWC en prácticamente prototipos para enseñar en las condiciones en las que precisamente se ha hecho durante la feria barcelonesa, pero escasamente preparados para resistir los avatares de un uso real sin acabar impresentablemente cubiertos de arañazos.
¿Te parecieron interesantes ese tipo de prototipos de smartphone plegables? Pues vete pensando, aunque estuvieses dispuesto a rascarte el bolsillo para acceder a ellos, en darles un tiempo para que lo que parece una tendencia de diseño pase por un muy necesario baño de realidad.
*Texto íntegro, publicado gracias a licencias Creative Commons