El armario en la nube
Por Enrique Dans*
Provocativo artículo en Wired, “Just rent your clothes“, acerca del concepto del closet in the cloud, o armario en la nube, compañías como Rent the Runway (RTR), Le Tote, CaaStle y otras dedicadas al alquiler temporal de prendas de ropa de diversas marcas, y que empiezan a trascender el concepto original de alquiler de vestidos de lujo o para ocasiones especiales y apuntan a convertirse – no a los actuales niveles de precio, seguramente – en una tendencia interesante dentro del mundo de la moda, a menudo en colaboración con los propios fabricantes.
Las ventajas de alquilar prendas de ropa, vestirlas y devolverlas posteriormente para que sean, tras el correspondiente proceso de limpieza y esterilización, alquiladas por otros clientes apuntan claramente al concepto de fast fashion sobre el que ya hemos hablado recientemente y calificado como insostenible: la huella de carbono de la fabricación de ropa es habitualmente superior a la suma de todos los vuelos y actividades de logística internacionales, se calcula que tiramos aproximadamente la mitad de la ropa que compramos en un año, y los textiles constituyen en torno al 5% de los vertidos en basureros. Algunos analistas afirman que el modelo de fast fashion está en crisis, y que algunas compañías como H&M han visto declinar sus ventas y han cerrado ya algunas de sus tiendas.
Las distintas modalidades de alquiler van desde un catálogo de ropa de marcas de lujo con opciones de cuatro prendas al mes o ilimitadas, a otras enfocadas en marcas de consumo más habitual. La idea se encuadra en tendencias como la de probar nuevos looks de manera habitual, reducir el riesgo percibido en probar nuevos estilos, renovar el armario de manera más rápida y, por supuesto, tener una forma sencilla de proceder al reciclado de las prendas cuando su condición deja de ser adecuada para el uso. El reciclaje de prendas de ropa permite reducir algunas de ellas, como los vaqueros, a fibras que pueden ser convertidas de nuevo en hilaturas y en telas, y es una forma evidente de reducir la cantidad de basura generada y de buscar métodos de producción más razonables.
Algunos analistas creen que una tendencia de ese tipo podría llevar a las marcas de gran consumo a plantearse la fabricación de ropa más duradera en lugar de la actual tendencia de prendas para ponerse cuatro o cinco veces y tirarlas, dado que esas prendas podrían amortizarse durante más tiempo y generar un rendimiento económico superior.
El Clothing as a Service es un concepto sin duda provocativo: algo tan personal como la ropa, convertido en un servicio y planteado dentro de un esquema económico posiblemente más racional, incluso tras factorizar el impacto de la logística. Sin embargo, choca seguro con numerosas barreras culturales, y se sitúa aún en niveles de precio que, seguramente, hacen que alguien se lo plantee más por extravagancia o por algún tipo de convicción más que por una razón puramente económica. No tengo ni idea de si realmente evolucionaremos hacia modelos de consumo de ropa en régimen de servicio mediante alquiler ni de si algo así podría funcionar por el desarrollo de una mayor conciencia ecológica o como una forma de hiperconsumismo, pero la reflexión acerca de la transición de producto a servicio de cada vez más elementos de nuestra vida me parece interesante y digna de exploración.
*Texto íntegro, publicado gracias a licencias Creative Commons