Domingueando y cultureando
Por Malusa Gómez
@maryligthg
El fin de semana pasado mi hijo me invitó a un concierto a la sala Nezahualcóyotl que está en el espacio cultural de la UNAM. Sin duda un espacio precioso en el que siempre se encuentran cosas buenas, pero ser invitada por mi hijo lo hacía aún más interesante para mí.
Esta sala fue construida en 1976 y se encuentra entre las mejores de América Latina, a pesar de los años que lleva sigue siendo un lugar moderno, con una acústica buenísima, y muy funcional. Se puede decir que es un foro redondo, hay butacas por todos lados, puedes ver el escenario desde todos los flancos – la próxima vez que vaya quiero sentarme en la parte que ve de frente al directos y de espaldas a los músicos – le caben 2,229 persona y puedo casi asegurar que el pasado domingo habíamos al menos unas 1,800.
Cuando llegamos, y como es mi sana costumbre criticona – estoy trabajando para que deje de serlo – le comenté a mi hijo “que poca gente joven hay”, después tuve que corregir, si bien sí hay mucha gente mayo, también van muchos jóvenes y alguno que otro niño.
Como siempre que se acerca uno a mundos que no son tan cotidianos, empiezan las preguntas – que muchas veces son las mismas – por ejemplo ¿qué diferencia hay entre Sinfónica y Filarmónica? Así que me puse a investigar. Filarmónica significa “amante de la música” y Sinfónica es la combinación armónica de todos los instrumentos (percusión, cuerda, viento, mental y madera). Al parecer, se le puede decir orquesta filarmónica o sinfónica indistintamente, aunque las sinfónicas son como más profesionales, por ejemplo, en el siglo pasado había Orquestas Filarmónicas integradas por miembros de alguna asociación de amantes de la música que no necesariamente eran profesionales.
Este no es el caso de la Orquesta de la UNAM, en esta todos son profesionales. El concierto me encantó.
Saliendo, decidimos aprovechar al máximo la visita al CCU, entramos al MUAC – Museo Universitario de Arte Contemporáneo – a ver la exposición de Ai WeiWei “Restablecer memorias”
“A pesar de la distancia geográfica, Ai Weiwei explora los traumas de las experiencias de China y México en un relato que apela a la obligación de construir la memoria social. Este proyecto une la inquietud que representa la destrucción del patrimonio cultural y nuestra relación con los ancestros; el trauma que significa el atentado contra el futuro, el cual supone la violencia contra los jóvenes”.
De estas exposiciones que hay que ver y hay que sentir. El tema no es fácil, la migración y los desaparecidos, la memoria social. Hay una línea del tiempo puntual de acontecimientos, abusos, acuerdos, decisiones, declaraciones, denuncias que nos van llevando por ese triste camino. El espacio está muy bien montado, es un museo moderno del que hay que estar pendientes suelen tener buenas propuestas, y como siempre con una tienda llena de cosas increíbles de esas que no necesitas pero que quieres tener.
https://muac.unam.mx/exposicion/ai-weiwei