Detrás de una llamada ‘Te ganaste un premio’
Por Mónica da Silva González
De las decenas de llamadas nada bienvenidas que uno recibe en su celular, no queda mas que ir bloqueando los números, mientras nuestros datos personales estén verdaderamente protegidos y no sigan siendo vendidos en el mercado negro con fines de ventas.
Pero como ya me sucedió que UNA de esas llamadas verdaderamente era 1) un premio real o 2) una llamada importante de mi banco, o bien, puede ser un cliente, contesto casi todo lo que entra al teléfono.
LA LLAMADA
El asesor, llamado Edson R., vendió su discurso anteponiendo las marcas OCESA y TICKETMASTER, y las patrocinadoras de “el evento”, en el cual se entregan como premios pilas portátiles para celular, reproductores MP3 o boletos para conciertos de los mejores artistas del momento, simplemente por ser un buen cliente bancario.
Con fines periodísticos, decidí seguir el juego y anoté la clave de referencia que me dictaron, junto con la indicación de que tenía que enseñar (no dar ni dejar que copiaran) el plástico de mi tarjeta de crédito (para comprobar que soy cliente bancario) y mi INE. La cita era en un conocido restaurante dentro del Centro Comercial Angelópolis.
Al otro día, el asesor volvió a llamarme para confirmar que acudiría a la cita, no sin antes agregar a Luis Miguel en la atractiva lista de conciertos que ya me habían mencionado y para decirme que si era de las primeras 20 personas en llegar (la cita era abierta de 5 a 10 pm), me darían doble regalo.
Al llegar al restaurante, me topé con varias personas que -extrañadas como yo- nos veíamos con pena y curiosidad. Puntualmente tocó mi turno y me tomaron datos, al tiempo que me pidieron esperar. Mientras, yo veía que jóvenes muy bien presentados y jovencitas en bonitos vestidos bajaban y recibían a los demás. Sin falta, a las clientas mujeres les tocaba un asesor hombre y viceversa.
EL INTENTO DE VENTA
Tocó mi turno y mi asesor -Luis- me llevó a la mesa donde me haría una ‘pequeña encuesta’, mientras ponía en la mesa los mapas de los recintos donde serían los conciertos y la pila y el reproductor.
No contaban con que yo llevaba una bebé de año y medio, lo que hizo la labor del vendedor más difícil porque habían cerrado el área de juegos y mi hija estaba insoportable. Vi que a otras personas les ofrecían bebidas, pero a mí no; tal vez porque le dije que quería que fuera rápido.
Le dije que quería boletos para Luis Miguel y me dijo que ese no lo tenían; actué frustrada y decepcionada por la mentira y según él, reportaría al asesor telefónico porque ‘eso no se hace’, aunque claro que de vendedor a vendedor, ambos saben que dirían lo que fuera para hacerme ir a la cita. Me convenció de tomar ‘Mijares y Emanuel’.
La encuesta era sobre vacaciones: cada cuánto salía, cuánto había gastado en la última, a dónde sería mi destino soñado. Respondí y comenzó la venta de un ‘gran paquete’ que me ahorraría hasta 20% en hoteles, aviones, comidas y todo.
Mientras el asesor hablaba, hacía garabatos en una hoja amarilla, supuestamente para que me lo llevara después y analizara la información, pero al final, hablaba tan rápido y no podía escribir a ese ritmo, por lo que una receta médica resultaba más entendible.
Pero eso sí, desde el inicio me advirtió que la decisión tendría que tomarse HOY mismo.
No sé si me tocó un vendedor novato o lo distrajo mi hija, pero nunca quedó claro el arrollador descuento que podría tener, como para que yo dijera ‘sí, quiero gastar 19,900 pesos en el paquete’ que podía ocupar en 3 ocasiones (así como lo lee: un descuento que te ahorraría más de 20 mil pesos, pero en el que tienes que gastar fácilmente el triple).
EL CIERRE
Fingí que tenía que consultarlo con mi esposo y bajé a hacer una llamada. Hablé con mi mamá de otras cosas y subí. Le dije que mi esposo no creía en estas cosas y que francamente a mí tampoco me había convencido el descuento.
Cabe mencionar que, entre todos estos pasos, a cada rato me mencionaban algo del premio, que ya iban a buscar mis boletos, que en qué zona me gustaría sentarme, etc. Yo seguía actuando molesta porque ese concierto era en México y el de Luis Miguel que habían ofrecido era en Puebla, pero ya parecía no importarle.
Después de aproximadamente una hora de mi tiempo, cuando le dije que no, me hizo una contraoferta que ahora costaba 9,900 pesos y lo podía aplicar en 4 vacaciones. Me dio la nueva hoja de indicaciones y dije que lo hablaría con mi esposo y que regresaría, pues sabía que ellos estaban hasta las 10 pm. Me dijo que los boletos llegarían a mi correo y es la hora en la que no veo nada.
Mejor hubiera tomado la pila.