¿Qué estás metiendo en tu mochila?
La incertidumbre sí me pone muy nerviosa, aunque no controle lo que pasa o lo que va a pasar, me gusta saber dónde estoy parada y dejar lo mínimo a la imaginación.
La incertidumbre sí me pone muy nerviosa, aunque no controle lo que pasa o lo que va a pasar, me gusta saber dónde estoy parada y dejar lo mínimo a la imaginación.
En ese momento no importaba de qué universidad eras, si era privada o pública, si estudias ingeniería o arte; en ese momento lo importante fue y es que están juntos en esto, indignados por los mismos temas y con las mismas ganas de vivir en un mejor lugar. Se me puso la carne de gallina, agradecí su entusiasmo por llegar hasta el final.
Como dice Joaquín Sabina: “¿Que si nos gustó La Habana? hija mía ¿No nos va a gustar? A una la reciben con ese caribe y ese malecón”.
“Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”…mientras más lo escucho, más se me pone la carne de gallina, lo voy entendiendo mejor y dimensionando.
Eduardo Galeano, escritor uruguayo, dijo “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
¿En qué momento nos dejamos de mirar a los ojos? Y aunque suene cursi, es verdad. Pongan atención a su alrededor; en la calle, los restaurantes, el transporte público y fíjense cómo casi todos están clavados en sus celulares, sin poner atención ni en el paisaje ni en las personas que los rodean.
El fin de semana pasado mi hijo me invitó a un concierto a la sala Nezahualcóyotl que está en el espacio cultural de la UNAM. Sin duda un espacio precioso en el que siempre se encuentran cosas buenas, pero ser invitada por mi hijo lo hacía aún más interesante para mí.
Hoy hace 80 años que llegó el Sinaia con 1599 pasajeros, entre ellos mi papá, Don Ray, quien seguramente venía con el miedo entre los huesos que deja vivir una guerra, dejar a tu patria y a tu familia, y cruzar el océano.