La cuenta regresiva para May comenzó en el momento en que recuperó el acuerdo Brexit negociado con la UE a finales del año pasado, que tanto su partido como el opositor Partido Laborista echaron por el suelo.
En el giro a inteligencia artificial y redes de última generación ha saltado la alarma. Acompañando a indicadores y proyecciones el sueño chino de presentarse al mundo como inventores y no como replicadores u operarios de factorías ha sido puesto en pausa.
En EEUU, una de las cunas tecnológicas más importantes del planeta, y donde es habitual ver crecer de la nada a los gigantes del mañana, su rico ecosistema emprendedor está seriamente amenazado. El motivo no es otro que la colosal deuda universitaria.
Miedo, incertidumbre y duda. Eso es lo que una vez más ha querido generar Pavel Durov, creador y CEO de Telegram, tras los problemas de seguridad de su máximo rival, WhatsApp, del que dijo que “nunca será seguro”.
China, que propuso la semana pasada revisiones significativas a un borrador de acuerdo con Estados Unidos, ha respondido que no perderá su soberanía ni aceptará un acuerdo que dañe sus intereses.
“Nos estamos quedando sin energía en la Tierra. Es momento de volver a la Luna. Esta vez para quedarnos ahí”. Con estas contundentes frases es como abrió la conferencia de Blue Origin con un Jeff Bezos puesto en un papel de “salvador de la humanidad”, donde presentó algunos de los planes de su compañía espacial, donde ya contempla viajar a la Luna para crear comunidades espaciales.
Nos podemos preguntar: ¿Cuáles son los pasos que se están haciendo a nivel global para alcanzar la sostenibilidad?
Desde la ciencia económica, no se nos para de repetir una y otra vez que la historia económica es una inevitable sucesión de booms y las consiguientes crisis, debiendo purgar en las segundas los excesos cometidos en los primeros.
