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Casa de los enanos, Casa Besing, Mansión Giacopello

Casa de los enanos, Casa Besing, Mansión Giacopello

Casa de los enanos, Casa Besing, Mansión Giacopello

Por Malusa Gómez @marylightg

Como introducción, les comparto un texto que escribí ya hace tiempo sobre la Casa de los Enanos:

La Casa de los Enanos

Según dice el diccionario, una leyenda es una “narración popular que cuenta un hecho real o fabuloso adornado con elementos fantásticos o maravillosos del folclore, que en su origen se transmite de forma oral”. Y eso es exactamente lo que sucede con la famosa “Casa de los Enanos de Puebla”. Unos dicen que vivían unos enanos, otros que una niña deforme y otros tantos dicen, que simplemente unos muy feos. Todo el mundo tiene una versión, unas mas locas que otras, pero a ciencia cierta no se sabe si ahí habitaron realmente unos enanos.

La mentada casa, está en la Avenida Juárez (antes avenida de la Paz) número 1702. Sin duda una de las zonas más elegantes y modernas de la época. Según cuenta fue construida en 1890 por una familia italiana, los Giacopello, ellos vivieron ahí hasta que un mal día por razones desconocidas una de sus hijas se quitó la vida en el despacho y al no poder con semejante dolor los Giacopello abandonaron la mansión.

Fue hasta después de la revolución, en 1930 para ser exactos, que la casa fue comprada y habitada por la familia del señor Rogelio Rodríguez Sanz, un próspero textilero, quien hacía un buen tiempo le tenía echado el ojo a la mansión. Rogelio y María del Carmen -los Rodríguez- tuvieron tres hijos de los cuales sobrevivieron dos: Rogelio y Milagros. A la muerte del padre, los habitantes de la Casa de los Enanos fueron solo ellos tres, y se dice que doña María del Carmen (la madre) se volvió una persona muy reservada, que siempre tuvo a la misma servidumbre a los que tenía prohibido abrir las ventana de par en par para proteger de la luz sus muebles y los tapices que tenía colgados de las paredes. También se dice, que para evitar que sus nietos entraran a jugar a la casa le mandó hacer a su carpintero unos mueble pequeños, replicas perfectas de los de su casa estilo Luis XV,  para que jugaran en el jardín. Y al parecer, es ahí donde empieza esta leyenda. La gente al pasar por fuera de la casa, veía los muebles pequeñitos tan reales en del jardín y no podían creer que fueran de juguete, así que siempre se pensó que eran muebles para enanos y no para niños. Para que los curiosos no pudieran fisgonear lo que en ese jardín sucedía, la señora Rodríguez decidió poner una lámina al rededor de la casa, evitando así las miradas de los transeúntes y aumentando con ello los rumores de que los habitantes de la casa eran enanos, a los cuales no quería la familia que los vieran como bichos raros.

Lo que es una realidad es que nadie me ha podido contar de primera mano si esto es cierto, no conozco a nadie que haya conocido a los enanos. Ni poblanos de abolengo, ni vecinos de la zona, ni cronistas de la ciudad sabe si esta historia es real, pero lo que es un hecho es que cuando uno dice en Puebla la Casa de los Enanos, todos sabemos de qué se está hablando; y más de una vez hemos pasado y observado con curiosidad esperando que con un poco de suerte la puerta se abra y veamos aparecer a los famosísimos enanos para invitarnos a pasar. (fin de mi historia anterior)

Finalmente, las puertas se han abierto para todos. Se ha instalado ahí la segunda edición de la Casa Besing. Una mezcla muy interesante de diseñadores, interioristas, iluminadores, chefs y gente de lo mas creativa que lograron que la casa tome un nuevo color y no solo eso, que los poblanos podamos recorrerla de cabo a rabo y saciemos años de curiosidad.

Son 23 espacios intervenidos, combinando con mucho estilo modernidad e historia, haciéndonos soñar de cuarto en cuarto, presentándonos tendencias en colores, diseños y estilos. Sin duda, un placer para los que gusta del interiorismo.

Para mí, que soy mas de letras e historias, un deleite poder pasear por la casa, subir y bajar, revisar cada rincón, imaginar o inventar cosas que ahí sucedieron. Y aunque la duda de la existencia de los enanos sigue ahí, el echo de entrar a la casa me hizo muy feliz.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Entremás.mx.