Calentamiento global y adopción tecnológica
Por Enrique Dans*
Si no has visto aún ninguna referencia al nuevo y enormemente alarmante informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) en ninguno de los medios que lees, empieza a pensar en leer otros medios. El resumen ejecutivo para políticos son tan solo 33 páginas, y vale mucho la pena leerlo. Es la más preocupante llamada de atención sobre el catastrófico proceso de destrucción del planeta que el hombre está implacablemente llevando a cabo mientras imbéciles ignorantes como Donald Trump y un preocupante porcentaje de la sociedad le quitan importancia, lo consideran alarmismo, y piensan que no es necesario hacer nada ni cambiar su vida en absoluto para evitarlo.
No, no es alarmismo. Quedan únicamente doce años para evitar, mediante costosísimas inversiones y cambios radicales en la política energética, que el planeta alcance un incremento global de más de 1,5º de temperatura. Si esos cambios radicales no son puestos en práctica, en el año 2030, dentro de tan solo doce años, estaremos ya abocados a una catástrofe climática irreversible. Es el momento de plantearse soluciones radicales, que vayan mucho más allá del actual voluntarismo o la directa negación del problema. Conseguir convertir en sostenibles pequeñas islas no va a servir de nada si no aprovechamos la experiencia para aplicar economías de escala a tecnologías como la fabricación de baterías, de paneles solares o de vehículos eléctricos: tenemos la tecnología suficiente para poder detener el calentamiento global, y el único problema que verdaderamente tenemos es su velocidad de adopción, unos procesos de adopción lastrados por millones de personas que creen estar “en su derecho” de abocar al planeta a una catástrofe. No hablamos de un problema de desarrollo tecnológico, hablamos de un problema de falta de concienciación y adopción de tecnologías que ya existen.
Necesitamos urgentemente eliminar los combustibles fósiles, pero no en décadas, sino en plazos de pocos años. Si te parece que tu vida sería inviable sin ellos, tienes un problema, porque tu vida será inviable en pocos años fundamentalmente por culpa de ellos. Los seres humanos somos espantosamente malos a la hora de pensar en el largo plazo. Detener el cambio climático va a requerir de inversiones de en torno al 2.5% del producto interior bruto global mundial, y el consenso para llevarlas a cabo está desesperantemente lejos en la agenda política, en gran medida porque los ciudadanos no presionan a los políticos en absoluto en ese sentido. Los cambios que es preciso implantar en menos de doce años para evitar el desastre incluyen reformas radicales en el uso de la energía, en el consumo y en nuestros hábitos cotidianos, incluyen implantar tecnologías para eliminar el dióxido de carbono atmosférico y enterrarlo, pero la inmensa mayoría de la sociedad sigue protestando cuando alguien pretende privarles de sus vehículos diesel. Para limitar el daño causado por el cambio climático, las emisiones mundiales netas de CO2 causadas por el hombre deberían disminuir en un 45% con respecto a los niveles de 2010 antes de que lleguemos al año 2030, y deberían convertirse en cero en términos netos alrededor de 2050, lo que implicaría compensar cualquier emisión con la eliminación de CO2 de la atmósfera.
Es el mayor contrasentido a escala global que hemos vivido jamás como sociedad, pero son aún muy pocos los que parecen darse cuenta de su brutal magnitud e importancia. Tendremos que ver un incremento brutal de los impuestos a los combustibles fósiles para provocar desincentivos y cambios sin precedentes en los hábitos energéticos, exigencias drásticas de los consumidores a las empresas para que racionalicen sus procesos de fabricación y los conviertan en neutrales en términos de emisiones, y cambios de hábitos de todo tipo que demuestren que adquirimos consciencia de lo que está pasando. La humanidad se enfrenta a su mayor desafío, a uno que podría llevarla, si no lo supera, a un escenario de migraciones globales y catástrofes medioambientales imposibles de superar, y está muy lejos de entenderlo.
Esto no es un ensayo, ni se trata de ningún tipo de alarmismo. Hablamos de plazos cada vez más cortos, de consecuencias tangibles y de decisiones que es preciso tomar con madurez, cada vez que consumimos, cada vez que votamos, cada vez que tomamos decisiones. Seguir pensando que no te va a tocar a ti o que no va a ocurrir durante los años que te quedan de vida es completamente absurdo e irresponsable. Lee, infórmate y plantéate opciones en tu vida que te permitan reducir tu huella de carbono, aunque eso suponga reducir otros elementos de lo que crees que conforma tu bienestar. No hay NADA más importante que eso.
*Texto íntegro, publicado gracias a licencias Creative Commons