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Banco de alimentos: conectar la abundancia con la carencia

Banco de alimentos: conectar la abundancia con la carencia

Banco de alimentos: conectar la abundancia con la carencia

Por Mónica da Silva González

En México, 43% de la población vive en condiciones de pobreza según el Coneval; al mismo tiempo, se desperdician más de 10 millones de toneladas de comida al año, es decir, casi 30 mil toneladas diarias.

Ante esta irónica desproporción, los bancos de alimentos nacen en México hace 25 años como una idea de rescatar alimento y llevarlo a las familias vulnerables.

En Puebla, este puente de unión entre el rescate del alimento y quien lo necesita, lo realiza el Banco de Alimentos Puebla, fundación de beneficencia privada sin fines de lucro que preside Alejandro Lozano Torres: “Lo que hacemos es una solución logística: conectar la abundancia con la carencia.  Nosotros mismos seleccionamos el alimento; si ves un mango que tiene un’ puntito’ negro, tomas el que no tiene nada y así solitos vamos descartando el alimento que no nos gusta, pero que no está malo. Antes, eso se tiraba y ahora se canaliza”.

El de Puebla es uno de los 58 bancos en el país, siendo México la segunda red más grande de bancos de alimentos en el mundo.  Se benefician a más de millón y medio de personas cada semana a nivel nacional y a 90 mil en Puebla, rescatando 1,500 toneladas de alimento al mes.

OPERACIÓN

EL primer frente del Banco es el del rescate, donde van a más de 200 puntos de recolección como supermercados, el campo, las centrales de abasto o fábricas.  El segundo paso es el contacto con las familias o instituciones (asilos, orfanatos), ya sea en zonas urbanas o rurales, a las que se les hace toda una investigación para que se determine si aplica la ayuda.

Para ello cuentan con 14 vehículos para recolección y entrega, pues la mayoría de los beneficiarios van por el alimento al Banco.   En cuestión de personal, 40 personas trabajan ahí y 200 voluntarios dan uno o dos días a la semana de su tiempo y a cambio, se les da una despensa, pues normalmente son personas que tienen cierta necesidad.

CUATRO PROGRAMAS

  • EL ALIMENTO DE HOY: es el proyecto de poner comedores. “Hay gente que necesita comer HOY”, subraya Lozano, por ejemplo, las personas en situación de calle. Actualmente, ya están en funcionamiento tres comedores: el del propio Banco (donde comen los voluntarios) en Analco y el Centro (Casa de la Familia).  En estos dos últimos, en conjunto con restauranteros que donan alimento perecedero -ya imposible de almacenar y transportar pero que está en buen estado-, dan de comer a 60 personas al día, donde se piden 5 pesos como simbólica cuota de recuperación.
  • EL ALIMENTO DE MAÑANA: el Banco beneficia con despensas por cierto tiempo, dependiendo su estado de vulnerabilidad. “Si es alguien que no tiene casa, se le ayuda siempre, pero si es una señora que perdió su empleo, se le ayuda temporalmente, hasta que vuelva a su camino”, aclara Lozano Torres.
  • EL ALIMENTO DEL FUTURO: Más que dar el pescado, enseñar a pescar. Una vez que se tiene contacto con la persona vulnerable, se le invita a formarse o capacitarse en el empleo, a través de una universidad, escuela o institución aliada. Se capacita a la persona y una empresa le emplea.  “Ya hicimos una prueba con 20 personas y fue exitosa”, comenta Alejandro Lozano.  “El problema que vemos es que hay gente que está descartada, que no está incluida en el desarrollo económico formal: no saben pedir empleo, no tienen papeles en regla, les da miedo y por lo tanto no se emplea”.
  • EL ALIMENTO DEL ALMA: este proyecto tiene como meta ayudar a que las personas que ya estén en contacto con el Banco, tengan algunos cursos de autoestima, de valoración: “Con eso se va a cerrar el ciclo que empieza desde comer hoy hasta rescatar a la persona de su estado de desvalorización que se daña mucho con la pobreza. De entrada, se darán los cursos a nuestros voluntarios y posteriormente a los beneficiarios”.

PARTICIPACIÓN EN “PUEBLA COMPARTE”

Uno de cada cuatro poblanos tiene hambre, lo que quiere decir que tres lo pueden ayudar. El objetivo es que cada lugar de trabajo, iglesia, escuela, oficina de gobierno, etc., pueda ser un centro de acopio para personas que, de su despensa, compartan un kilo de arroz, frijol etc., al mes: “Si cada poblano compartiera un kilo AL MES, tendríamos un millón 300 mil kilos al mes para ayudar.  El Banco complementaría con verduras y algo más para llevarlo a las familias”, dice Alejandro Lozano.

¿Cómo participar? Organizando que tu comunidad, empresa, iglesia, etc. Compartan un kilo de alimento al mes: “Tenemos una cultura de no compartir, tenemos desconfianza, nos han implantado una idea de que nos van a tranzar y nos van a ver la cara.  Con el temblor, sale el compartir masivo: la gente tiene ganas de dar, pero no sabe en quién confiar y el Banco de Alimentos es un medio seguro para que la gente comparta.  Es muy diferente donar a compartir”, concluye.

BENEFICIOS ECOLÓGICOS DEL RESCATE ALIMENTARIO

La tarea de rescate no sólo beneficia a personas con necesidades, sino también al medio ambiente. Según la FAO, a través de su estudio “La huella del desperdicio de alimentos”, concluye que los alimentos que no comemos añaden 3,300 millones de toneladas de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Asimismo, esos alimentos requirieron un volumen de agua equivalente al caudal anual del río Volga, sin contar que las consecuencias económicas alcanzan 750 mil millones de dólares anuales.

  • El 54% de desperdicio se produce en etapas iniciales de producción y post-cosecha
  • El desperdicio de arroz en Asia es considerado por la FAO como ‘punto crítico’, dadas sus altas emisiones de metano.
  • Las regiones de ingresos altos son responsables del 67% del desperdicio cárnico

El desperdicio en las sociedades con mayor poder adquisitivo, es consecuencia de la mala planificación de las compras (excesivas) y las exageradas fechas de caducidad, aunado a las normas estéticas a las que ya hemos sido acostumbrados, al rechazar alimentos con minúsculos defectos.

En las sociedades en desarrollo, las importantes pérdidas post-cosecha ocurren por limitaciones financieras y estructurales en técnicas de recolección, transporte y almacenamiento.

CÓMO REDUCIR EL DESPERDICIO

  • Compra inteligentemente: planea, usa listas y evita impulsos.
  • Elige la fruta ‘chistosa’: que no te importe la forma, tamaño o color. Aunque no sea perfecta.
  • Comprende las fechas caducidad: son fechas sugeridas para mantener la excelencia en calidad, pero la mayoría de los alimentos pueden ser consumidos después de las fechas indicadas (excepto alimentos de bebés).
  • ‘Limipia’ tu refrigerador: consume la comida que ya está en tu refri antes de comprar o hacer más. Perfecciona técnicas y utensilios de almacenaje.
  • Congela: si ves que no te acabarás esa crema de brócoli, congélala y utilízala días después.
  • Pide porciones más pequeñas: si posteriormente deseas más, puedes obtenerlo.
  • Si puedes, crea una composta para la basura orgánica.
  • Dona y comparte
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