Puebla y sus rincones
Malusa Gómez @marylight
Bien dice el dicho, “Candil de la calle, obscuridad de su casa” y es que mucho pasear por todos lados y en el fondo a Puebla le dedico poco tiempo cultural y turístico; y la neta hago muy mal.
Hace unos días estuvieron en mi casa unos amigos catalanes, así que fuimos a turistear al centro de Puebla. Ya saben, las visitas obligadas: Capilla del Rosario, Catedral, la Palafoxiana, Museo Amparo, Parian, Sapos y demás maravillas que presumimos con mucho orgullo los poblanos.
Esta vez incluí en el recorrido la Casa del Mendrugo, misma que confieso yo conocía por encimita y no le había dedicado ni el tiempo ni la atención que merece. Tremenda sorpresa me lleve al visitar su museo, leer con atención su historia y recorrer sus pasillos.
Según cuenta la historia, la Casa del Mendrugo fue construida con las limosnas (mendrugos) que los feligreses daban a los sacerdotes Jesuita, todo esto durante la segunda mitad del siglo XVI. Luego fue abandonada y no fue sino hasta el 2008 que se inició un proyecto de recuperación, con la idea de convertirla en un espacio cultural.
Además de ser un inmueble precioso digno de visitar, como ya les dije, cuenta con un museo increíble en el que se expone entre otras cosas, una colección de cráneos humanos que te dejan con la boca abierta. Son una serie de cráneos deformados de manera intencional y decorados con grabados muy interesantes. Como sabemos el trato que los mexicanos le damos a la muerte es muy especial y esto sin duda es herencia de las culturas que poblaron estas tierras antes de que llegaran los españoles. Los antiguos pobladores de Tenochtitlán, creían que después de la muerte existían distintos niveles de existencia, por lo que el tratamiento del cuerpo dependía de la ocupación que la persona había tenido en vida, su edad, sexo, rango social y la manera en la que había muerto.
Y como hasta entre los muertos había clases, algunos cuerpos eran tratados con mucha delicadeza ya que se convertían en objetos de poder, en ancestros cuyas historias se contarían por generaciones. Ellos aun después de muertos eran los Amos por Siempre. Y esos cráneos son los que se pueden ver por todos sus costados y bien iluminados en el museo.
La tienda de artesanías finas es muy bonita también, la historia de Chuchita le pone un toque muy especial al lugar. Sus restos fueron encontrados durante los trabajos de recuperación de la casa, por los objetos hallados se piensa que perteneció a la cultura Olmeca en la época preclásica (1500 a. C: 300 d. C.) considerandolo como uno delos hallazgos más importantes en nuestra ciudad en los últimos tiempos.
Y para cerrar con broche de oro, podrían decidir quedarse a comer ahí mismo, o con un poco de suerte (y planeación) escuchar algún grupo de los que suelen presentarse. La cosa es que Puebla ofrece mucho, hay que disfrutarla y pasearla más.