Gentrificación: reto de movilidad y de revivir la ‘Puebla vieja’
Por Mónica da Silva González
Justina vive en San Pablo del Monte, Tlaxcala, pero trabaja en Puebla. Diariamente, se levanta a las 5 de la mañana para dejar a su hijo en la escuela pública “que le tocó”, cerca de Amalucan, a las 8 am.
De ahí toma dos camiones que la dejan en su trabajo de limpieza de casas a las 10 de la mañana por la zona de Ciudad Judicial y en Lomas de Angelópolis, donde hay que agregar media hora más, en lo que se ‘adentra’ al fraccionamiento.
El hecho de que Justina no pueda trabajar más cerca de su lugar de origen, es consecuencia del fenómeno de la gentrificación, término que viene del inglés ‘gentry’ que se utiliza para referir a la ‘nobleza’, a las clases altas. Lo acuñó en 1964 Ruth Glass, socióloga británica de origen alemán. El primer mundo del primer mundo: más snob no se puede.
Sucede en propiedades adquiridas por gente que tiene otros planes para la zona, desplazando a los pobladores oriundos del lugar y obligándoles a vivir en la periferia de la ciudad, lo que trae problemas como el de Justina: más de seis horas al día dedicadas únicamente para transportarse al empleo o escuela por la imposibilidad de rentar o comprar una vivienda cerca de estas zonas de trabajo.
La Gentrificación es una adaptación adecuada al español del término inglés gentrification, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor.
COMIENZOS
En la Puebla antigua, las casas y vecindades del Centro Histórico o del lado del Puente de Ovando, fueron rentadas o vendidas como área comercial: al cambiar la dinámica social, aparece la tendencia a tener menos hijos, por lo que las grandes casonas (pocas con espacios para auto) resultan insostenibles y se deben abandonar.
En tiempos recientes, el fenómeno ocurrió en la zona de Angelópolis: en los 90’s, cuando el ex gobernador Manuel Bartlett decide concretar el Programa de Desarrollo Regional Angelópolis, cientos de personas fueron desplazadas y obligadas a vender sus terrenos o ser expropiados.
El Dr. Octavio Flores Hidalgo, Investigador de la Facultad de Arquitectura de la UPAEP, dice que el ejercicio de la gentrificación debe ser provocado para que se alcance de manera adecuada: “Un trabajo fue el de la zona de San Francisco, cuyos costos sociales tenían que darse en cuestión de expulsión, mejoramiento, etc.; la gentrificación va a dar un resultado interesante dependiendo del tipo de política que se ejerza”.
ACTUALIDAD
Cholula es otro gran ejemplo de cómo estudiantes con poder adquisitivo o extranjeros enamorados de la pequeña ciudad cosmopolita, rentan por un precio que resulta imposible para la población ‘original’, orillándoles a marchar.
El cerro de San Juan -Colonia La Paz también se gentrifica a través de inversiones importantes de hoteles o para hacer vivienda vertical y ha cambiado el uso de suelo de manera natural; dentro de poco, según el investigador de la UPAEP, será necesario resignificar espacios como Amalucan, La Calera y las Colonias Gabriel Pastor o América, para incrementar su atractivo y plusvalía.
COLONIAS EN ABANDONO
Otra arista del fenómeno de gentrificación es el filtrado residencial y la valorización de las colonias. La tendencia entre los jóvenes es comprar-rentar una propiedad que quede cerca de sus trabajos y tenga ‘de todo’: tiendas, supermercados, diversión. Difícilmente se compra una propiedad, por ejemplo, en la colonia San Manuel por el mismo precio que en Angelópolis, aunque la primera tenga el doble de metros cuadrados.
Las colonias El Mirador, San Manuel, Anzures, Huexotitla y La Paz -sumadas a las anteriores-, son buenos ejemplos de cómo la ciudad ha mutado: zonas con casas de mínimo 300 m2 de construcción (en la actualidad, los fraccionamientos construyen en promedio de 110 m2) se han quedado sin pobladores por la inseguridad o por hacer de las viviendas, locales de consumo.
El arquitecto Luis Rodrigo González, Director de Proyectos del despacho Rearquitectura, habla del tema: “Hay una cosa que se debe ir balanceando y que le toca al gobierno: no dejar que desaparezcan las colonias como El Mirador donde hay mucha inseguridad y la gente mejor se va a vivir a un fraccionamiento cerrado lleno de muros en Cuautlancingo o Lomas de Angelópolis que tal vez queda más lejos y aumenta el tiempo de recorrido y el gasto de gasolina”.
Y es que el tema también es el uso de suelo: lo que antes eran grandes mansiones de gente adinerada y/o para familias numerosas, se vuelven inviables en tiempos modernos donde el promedio es de 2.4 hijos: “Tienen que dar la oportunidad para cambiar el uso de suelo de unifamiliares a departamentos o cuartos para repoblar las colonias. Sí se puede. El Mirador es una belleza, con esos grandes árboles en las calles; son cuadras cómodas y no son kilométricas, puedes caminar con sombra y con un panorama bonito, vivo y diferente”, opina González.
“Cuando las viviendas y los vecindarios envejecen, se produce el “filtrado hacia abajo” (down filtering) que hace las residencias más asequibles para grupos progresivamente con menos recursos”. HOYT, H. The structure and growth of resdiential neighborhoods in American cities.
IMPORTANCIA DE LA VIVIENDA SOCIAL
Para minimizar los efectos de la gentrificación como el de la movilidad, parte de la solución se centraría en crear vivienda social dentro de estas zonas. En 1931, cuando se crea la colonia La Paz, el plan de urbanización contemplaba lotes grandes hacia el cerro y pequeños de la calle Teziutlán hacia el Boulevard Atlixco, destinados para empleados de CFE, Telmex y otras empresas de servicio. “Es importante que el gobierno pueda hacer vivienda social bonita y funcional en estas zonas y no irse más allá de La Calera a talar una zona natural y ahí meter a 1500 familias”, comenta Luis Rodrigo González.
El Dr. Flores Hidalgo, enfatiza la conveniencia de gentrificar para diversos niveles sociales: “Es importante para aprovechar la infraestructura existente y partir de un análisis de movilidad para hacer ciudades más compactas o mixtas. Si tenemos zonas donde puedan ellos de manera ágil y eficiente tomar transporte para su destino de trabajo, conviene muchísimo la gentrificación para el sector medio-bajo y popular a través de un trabajo de diagnóstico exhaustivo para que no se genere contraste ni un problema de integración. Es totalmente factible, pero hay que hacer los estudios adecuados”.
REACTIVAR ZONAS EN VÍAS DE ABANDONO
- Regresar y mantener la seguridad
- Promover cambio de uso de suelo para fraccionar viviendas muy grandes
- Mantener el precio del mercado (que no llegue a cantidades exorbitantes)
- En las primeras etapas, condonar licencias para vivienda, como una forma de invitar a la gente a poblar esa zona.
¿LAS NUEVAS ‘CONDESA’?
Si Puebla no creciera en su periferia, ¿en dónde se colocarían todas esas personas y sus necesidades de vivienda? “Yo veo opciones, pero no hacia afuera”, comenta González; “creo que hay más o menos 30% de lotes vacíos en el municipio, y en el Centro Histórico, aproximadamente podrían entrar 300 mil personas si se ocuparan las segundas plantas de los edificios y tan sólo viven tres mil habitantes”.
Flores Hidalgo concuerda: “Puebla tiene suficiente suelo dentro de la mancha urbana para los próximos 20 años. En lotes baldíos estamos entre 20 y 30% pero en desocupación, se incrementa el porcentaje en colonias como Amalucan o América, que llega al 40%. Hay vivienda que sólo están ocupando una o dos personas pero como no pueden subdividir o sale muy caro hacerlo, se quedan en el abandono”.
Reciclar, remodelar y redensificar lo que ya existe, es lo más barato y viable para los urbanistas, pues la infraestructura ya está: drenaje, teléfono, luz…casi todo. La gentrificación en zonas más viejas como La Condesa y La Roma en México o el Raval en Barcelona, está a cargo de gente joven que busca formar colonias complejas (que tengan todo tipo de negocio) para ir caminando al trabajo y que todo quede a la mano.
“Toda colonia tiene sus ciclos: por ejemplo, el barrio de Santiago y El Carmen tuvieron una época muy fea pero en Santiago, la UPAEP está ayudando a levantar y generar movimiento. ¿Cuándo te das cuenta que se regenera o se abandona una zona? Cuando hay o no hay comercio vital, que cubre necesidades básicas: tortillería, frutas, verduras, misceláneas. En el Centro, ¿dónde hay una tortillería? Más bien hay antojos o restaurantes para turistas, que son caros. Ahora, cuando empiezan a aparecer dos tipos de tiendas -cupcakes y barberías-, es que la zona ya está gentrificada a tope, porque es lo opuesto, comercios de lujo o de ocio, que son para el ‘gentrificado’ de poder adquisitivo”, dice González.
La ciudad crece y es inevitable. Nuevos conceptos como Val’quirico y Haras, pueden ser el ejemplo visionario de cómo el concepto de ‘lejos-cerca’ es de simple percepción o costumbre, o de cómo una mezcla de circunstancias hacen que la población insista en la vida fuera de la selva de concreto.