Hasta dentro de cuatro años
Por Malusa Gómez @marylightg
Está a punto de terminar el Mundial de Futbol Rusia 2018, y aunque se escuche ridículo ya empiezo a sentir un poco de nostalgia. Es posible que para cuando lean esto ya sepamos quién es el campeón. Aun así, les comparto mi sentimiento de nostalgia.
Para mí el Mundial son muchas cosas, primero ver buen futbol casi todos los días y en más de un partido, segundo convivir y tener un gran pretexto para reunirte con gente a la que quieres. Salirse de la rutina, de las noticias de diario aunque muchos nos tachen de superfluos por ocupar tiempo en esto cuando el mundo entero se está desmoronando.
Y ahora tenemos una nueva convivencia, esa a distancia que nos permiten las redes sociales y los teléfonos “inteligentes”. Estoy segura que todos absolutamente todos tuvimos más de un chat futbolero en nuestro WhatsApp, en los cuales además de quinielas y memes, compartimos en tiempo real los partidos.
Y es que la Redes Sociales bien llevadas son una maravilla. Digo bien llevadas, porque como siempre las noticias falsas se hicieron presentes enojándonos a más de uno, con las tonterías que no solo la gente inventa sino que muchos compartimos sin verificar.
Pero por ahí no va el tema, sino por mis nostalgias futboleras. Hay que admitir que no necesariamente en el Mundial es cuando vemos mejor futbol, las copas Europeas y los torneos de muchos países podrían ser mejores; pero el Mundial los reúne a todos, los vemos fuera de sus equipazos rompiéndose el alma por su país y llevando sobre los hombros una responsabilidad inmensa, que tienen que defender a patadas.
Otra cosa que me gusta muchísimo es la cantidad de gente disfrazada de lo que sea que va a los partidos, nosotros los mexicanos aportamos el folklor de los penachos, pero no somos los más folclóricos hay de todo. Gente con banderas en la cara que ya resultan discretos, mujeres con coronas de flores, piratas, hombres águila, mohicanos, en fin de todo un poco. Los camarógrafos se dan vuelo, descubriendo mujeres guapísimas que enfocan en momentos de extrema felicidad o de angustia total, niños que empiezan a vivir la pasión de su equipo y que nos rompen el corazón a más de una cuando lloran desconsolados porque el resultado no fue el que querían.
No soy seguidora de ningún programa de estos de la televisión mexicana que se dedican a pasear y a hacer bromas y tonterías que más bien me caen muy mal. Pero si estoy pendiente de las noticias, y lo que pasa después de los partidos también me resulta encantador. Por ejemplo en este Mundial de Rusia los japoneses limpiando el estadio, los mexicanos cantando afuera de la Embajada de Corea, Maradona demostrándonos en vivo y a todo color lo repugnante que es, los mandatarios poniendo buena cara entre ellos cuando les acaban de hacer gol.
La cosa es que el Mundial de Futbol es muchas cosas y por eso lo extraño y siento nostalgia de que termine (o terminó) porque todo lo que lo rodea me gusta y lo disfruto, esto sumado a que veamos el deporte más bonito de mundo diario durante un mes.