De lo individual a lo colectivo
Por Marco V. Herrera
La democracia nos enfrenta a resolver una decisión difícil. Después del circo de las campañas, todo su ruido y la polarización generalizada, periodo durante el cual tuvimos que decidir en lo individual por quién votar, ahora, ya con los resultados, un tercio de la población se sentirá feliz por el triunfo de su candidato; los otros dos tercios no estarán satisfechos, pero así es la democracia, debemos de enfrentar, en lo colectivo, la decisión de la mayoría y tratar de construir en conjunto el futuro que el país se merece.
En esta nueva etapa nos enfrentaremos a grandes retos. Primero será necesario reconstruir la moral social. ¿Quién, con posiblemente sólo un tercio de la preferencia, tendrá la legitimidad, el liderazgo y la fuerza necesaria para poder encabezar una cruzada a nivel nacional para crear un consenso social que pueda llevar a México a un siguiente estado de bienestar?
En segundo término, el país enfrenta, por primera vez, el cambio de autoridades en los tres niveles de gobierno, la concurrencia de las elecciones genera que más de 3 mil funcionarios terminen su periodo de trabajo y otra cantidad similar tome el control del país. En este proceso, la justicia y la seguridad corren el gran riesgo de perder el control que técnicamente, podemos considerar después de la batalla electoral, está desbordado, detenido con alfileres. El proceso se verá afectado por las venganzas y/o persecuciones que se generarán entre vencedores y vencidos, lo que aumentará el riesgo en esta nueva transición.
La acción individual del voto queda atrás, ahora debemos de aceptar la decisión de la mayoría y apoyar en lo colectivo al nuevo gobierno.
Pero en esta nueva etapa la acción individual cambia de papel, cada uno de nosotros tiene el privilegio de gozar de derechos pero también la responsabilidad de cumplir con nuestras obligaciones. Además, debemos asumir una posición crítica hacia las nuevas autoridades para poder construir una nueva colectividad que permita exigirles erradicar cualquier ejercicio de corrupción, que cumplan con sus atribuciones legales y eviten acciones incorrectas que atenten contra el futuro de México.
Construyamos desde lo individual una nueva forma colectiva de guiar y hacer saber a las nuevas autoridades hacia donde queremos dirigir a nuestro país.