Por Malusa Gómez*
Sin duda escribir de Antonio Gaudí puede resultar no muy novedoso, mucha gente habla de él, hay mucha información en internet, así que pretender decir algo nuevo e interesante suena a un reto medio inútil.
Aun así, hoy les quiero compartir mi visita al Palau Güell construido como ya se habrán imaginado por Gaudí y que era el único edificio de él que me faltaba visitar. Bueno no sé si el único, eso suena muy atrevido, quiero decir el único de los que están abiertos al público, porque me imagino que el señor Gaudí tendrá un montón más.
Este palacio tiene un par de particularidades. La primera es que está por el Raval a unas cuantas calles de la Rambla en la calle Nou de la Rambla, sin ser una de las calles más estrechas de ese rumbo si es una calle chica como para ver el edificio fácilmente; y la otra es que este palacio está bajo la administración de la Diputación de Barcelona, es decir no es privado ni pertenece a ninguna fundación lo cual ayuda a que la entrada sea mucho mas barata que cualquier otra de las casas construidas por Gaudí. ¡Mucho más!, es decir en lugar de 30 euros cuesta 12 o 5 si es que tienes alguna credencial de descuento como la de la Biblioteca o de personas mayores, yo por suerte aun uso la de la Biblioteca para la otra no aplico todavía.
Eusebi Güell i Bacigalupi nació en Barcelona en 1846, pertenecía a una familia bastante rica de Cataluña, fue concejal y diputado. Pero sobre todo fue un amante de las artes, las letras y por lo que vemos en Barcelona de la arquitectura o por lo menos de la arquitectura que proponía Antonio Gaudí, era su mecenas y su amigo.
El palacio fue el primer gran encargo que le hizo el señor Güell a Gaudí en 1886, como todas las obras de este arquitecto utiliza adornos de forja, cerámica, vidrio, piedra y madera, además de crear espacios increíbles con unos juegos de luz natural espectaculares. En él vivió la familia los Güell, tenía diez hijos y esposa, de donde se mudaron cuando la casa del famoso Parc Güell estuvo lista.
El recorrido se hace con la ayuda de un audio guía que va describiendo una a una las habitaciones, con una música de fondo muy adecuada para cada espacio y sugiriéndote ver de un lado a otro con detenimiento para que no se te escape ninguno de los miles de detalles que entre recovecos y materiales caracterizan la arquitectura tan peculiar de Gaudí.
La parte que más me gustó fue la azotea, tiene unas chimeneas de colores y formas curiosas, pero además tiene unas vistas de Barcelona increíbles. Desde allí puedes ver la Catedral la Sagrada Familia, el Hotel vela, la torre Mapfre, Montjuic, el Tibidabo y por supuesto el mar.
Así que ya saben, si quieren ver algo de Gaudí sin invertir tanto dinero, el Palau Güell es el indicado.
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