Por Malusa Gómez
Aquí vamos otra vez, una nueva etapa de este querido espacio, para compartir experiencias, lugares, sentires, gozos y porque no, alguna que otra tristeza.
Hace un par de años que vivo lejos de México, en un país entrañable y conocido, pero un país que no es el mío. Me estoy dando la oportunidad de pasar un rato haciendo esas cosas para las que una nunca tiene tiempo o nunca encuentra el momento.
Barcelona, la Ciudad Condal, capital de Cataluña, BCN o Barna como se le dice dizque para abreviar o ganar tiempo. La limitan por un lado la montaña y por el otro el mar, una combinación para todos los gustos o todos los estados de ánimo, es moderna, antigua, bien planeada y laberíntica, todo depende del barrio por el que se decida caminar.
En Barcelona se encuentra de todo, templos romanos, arquitectura modernista, museos de grandes artistas como Picasso, Miró, Gaudí, es cede de ferias, congresos y festivales, casa del Barcelona Futbol Club y del Español. Pasan por aquí los mejores cantantes y sus conciertos. Es una ciudad en la que hay de todo.
Hasta aquí, seguramente nada nuevo o nada que no les cuente Wikipedia o una guía turística sencillita. Lo que yo quiero es darles mi mirada, esa que he logrado tener gracias a que no estoy de paso, a que no tengo solo dos días para verla, recorrerla y asimilarla. Esa visión de una local que no es local, de una turista que no es turista, de una admiradora que casi diario descubre un rincón nuevo, una historia que no sabía y se sigue asombrando día a día con sus fachadas, sus casas, sus parques y la diversidad que una ciudad como Barcelona ofrece. Aunque ya recibo los beneficios y descuentos de los residentes, tomé la decisión de nunca volverme una residente del todo, para no acostumbrarme y normalizar – por culpa de lo cotidiano-, que vivo y paseo por las mismas calles que pasearon y pasean Picasso, Miró, Gaudí, Serrat, los Estopa, Eduardo Mendoza, Mercedes Rodoreda, Ana María Matute, Juan Marsé, Iniesta, Messi, Carles Puyol, Andreu Buenafuente y tantos talentos más.
Y de esta lista de talentos, hoy quiero hablarles de Eduardo Mendoza, escritor premio Cervantes, autor de “La ciudad de los prodigios” (1986), libro que cayó en mis manos como regalo de bienvenida, y que hasta donde entiendo es un clásico catalán, bueno dos, quiero decir el libro y el autor.
Este libro entremezcla la realidad y la ficción, el protagonista de la novela, de nombre Onofre Bouvila, es un verdadero gandalla, llega del campo a la gran ciudad -aun sin su forma actual obviamente-, a comerse el mundo con una mano delante y otra detrás, dispuesto a lo que sea. Todo ocurre entre 1888 y 1929, y si bien el tema central es el buen Onofre, la parte interesante, para mí, fueron las descripciones que hace el autor del desarrollo y crecimiento de la ciudad. Las dos Exposiciones Universales celebradas en Barcelona y cómo fueron surgiendo los barrios, los grandes monumentos, cómo funcionaba y -creo sigue funcionando- la alcurnia catalana, las grandes familias fundacionales y los apellidos rimbombantes.
En La ciudad de los prodigios, se nos describe cómo se rehabilitó el antiguo Parque de la Ciudadela y se construyó el Arco del triunfo, cómo surgió el Eixample hoy uno de los barrios más lindos, paseables y lleno de edificios modernistas. Sin exagerar en Barcelona, son bonitos y tienen historia hasta los mosaicos de las banquetas. Pero eso se los voy a contar otro día.
Durante la organización de la primera Expo Universal (1888) surge este nuevo estilo artístico, El Modernismo catalán, que durante los principios del Siglo XX dominó en las construcciones de la ciudad, edificios como Casa Batlló, Casa Ametller, Parc Güell, Palau de la Música y muchos más que hasta hoy definen a Barcelona como una ciudad tanto modernista como gótica.
Según cuenta Mendoza, para la Expo utilizan el Parque de la Ciudadela como escenario, este ya existía, fue construido por Felipe V, pertenecía al ejército, era una fortaleza utilizada para dominar la ciudad. Así que como los tiempos habían cambiado darles uso a esos 450,000 metros cuadrados fue una gran decisión. Al arquitecto modernista, José Vilaseca se le encargó el diseño del Arco del Triunfo que sirvió como entrada principal. Hoy es uno de los paseos más bonitos de la ciudad -y miren que hay un montón-, amplio con muchos árboles, carril de bicicletas y lugar de encuentro nocturno de los más jóvenes donde hacen el famoso “botellón”, que no es más que reunirse en un parque o en la calle a tomar unas caguamas, escuchar música a todo volumen y escandalizar a los adultos.
La segunda Exposición Universal se llevó a cabo en 1929, y el escenario fue la montaña de Montjuic, una vez más un gran pretexto para dar paso a las vanguardias y a nuevos arquitectos y estilos poniendo a Barcelona en la boca de todos. La Plaza de España, la Fuente Mágica y un montón de palacios y pabellones que hoy forman parte de la Feria de Muestras de Barcelona.
Para enterarme de todos estos lugares, fue muy importante la lectura del libro o sino importante, si muy ilustrativa pues la historia que cuenta a la par de la construcción de la ciudad ayuda a entender un poco mejor cómo fueron dándose los acontecimientos por acá, además de tener entre las manos una gran novela de esas que siempre vas a recordar, justo igual que a Barcelona.