Por Enrique Dans*
Si algo está dejando claro la pandemia, sobre todo a partir de su segunda ola, es que algunas industrias van a cambiar de manera dramática, y que ese cambio se va a extender mucho mas allá del tiempo que oficialmente pueda durar esa pandemia.
Sin duda, una de esas industrias va a ser el turismo. La pandemia ya ha marcado muchísimos cambios derivados de restricciones, confinamientos y situaciones epidemiológicas en los destinos, pero lo que viene, incluso si la pandemia terminase, no va a ser mucho más sencillo. Nadie sabe exactamente cómo va a cambiar, pero sin duda, va a hacerlo, no solo por la pandemia, sino también por la creciente necesidad de descarbonización del transporte. Países como Alemania reducen el precio de sus ferrocarriles con el fin de estimular su uso frente a opciones más contaminantes como el automóvil o el avión, y aerolíneas como Easyjet planifican fuertes reducciones en sus flotas, es que las señales con más que claras: el turismo podrá sobrevivir a la pandemia, pero solo si cambia de manera radical.
Estamos ante una oportunidad histórica de revertir una evolución de la industria que todos, desde el mas sesudo analista hasta el viajero más humilde, sabían que era completamente insostenible. Las compañías prevén cambios a largo plazo que incluyen repensar completamente la dañina industria de los cruceros o la del transporte aéreo, que durante la pandemia ha llegado, en el colmo de la irresponsabilidad ecológica, a operar vuelos completamente vacíos y a volar a pasajeros en vuelos meramente escénicos.
Otros actores como Airbnb, que vieron su trayectoria de doce años desmoronarse en tan solo unos meses, replantean su actividad mientras se plantean salir a bolsa y ven cómo los propietarios de pisos en el centro de las ciudades se refugian de nuevo en contratos de alquiler estables y algunas ciudades, como Amsterdam, directamente prohiben su actividad en determinados distritos céntricos.
¿Volverá el turismo? Sin duda, pero volverá de otra manera. Más responsable, más respetuoso, sin sobredimensionamientos monstruosos, y con planteamientos centrados en la sostenibilidad. Quienes no lo entiendan así, quienes crean que el único problema es un virus, no llegarán siquiera a salir de esta crisis.
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*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons