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Polarización y maniqueísmo, el juego de la destrucción

Polarización y maniqueísmo, el juego de la destrucción
Por Santiago Sanchez L.*

En los últimos años, varios países se han sumido en el más absurdo y destructivo de los juegos políticos: la polarización y el maniqueísmo.

Si bien ese juego ha permitido que los menos ganen elecciones, también ha generado la pérdida de identidad y unidad de los más, y una grave confrontación social.

Dirigentes gubernamentales viven felices fabricando una “realidad” de contrastes y navegan gloriosos por aguas turbulentas pletóricas de grandes olas provocadas por clasificaciones maniqueas: Negros/blancos; ricos/pobres; fieles/opositores; religiosos a/religiosos b/ no religiosos, capitalistas/socialistas, conservadores/liberales, etcétera.

La política pre y post Segunda Guerra Mundial parece haber vuelto, y la fabricación y señalamiento de “enemigos” internos y externos, son parte de nuestra cotidianidad, de una narrativa que desde el poder, parece haber perdido la verdadera definición de política, democracia, equilibrio de poderes, gobernanza…

Ante la pandemia, pudimos reflexionar desde varios ángulos. Uno de ellos pudo haber sido el “¿para qué la vivimos?”. Algunos dirigentes prefirieron culpar al de enfrente.

De haber elegido el “¿para qué?”, estaríamos escuchando a líderes que convocaran a la unidad, a trabajar juntos por una sociedad más equilibrada, por un mundo sustentable y menos reactivo.

Al elegir culpar a otros, lo que escuchamos son discursos de odio, de división, de polarización, de segregación, de persecución, de imposición.

¿Realmente hemos llegado a un nivel en el que ni siquiera una sacudida que ha encerrado a miles de millones de personas es suficiente para anhelar escenarios diferentes?

¿Realmente empezamos a salir de un encierro sin precedentes, para regresar al encierro entre paredes de odio?

El escenario mundial derivado de la pandemia, requiere de inteligencia, de empatía, de armonía, de compasión, de trabajar hombro con hombro para recuperarnos todos juntos. En esta ocasión, o lo hacemos unidos o fracasamos frente a un virus que mide de 120 a 160 nm y frente a políticos maniqueos que no miran más allá de su nariz, o de la próxima elección.

*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons

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