Sobre la salida de Larry y Sergey
Por Enrique Dans*
Marimar Jiménez, de Cinco Días, me llamó ayer para preguntarme acerca del abandono de los confundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, de la dirección general de Alphabet, Inc., el holding que en su momento crearon para asegurar la diversificación de sus intereses de inversión en torno a proyectos a muy largo plazo, a proyectos como los de la conducción autónoma, el estudio y la prolongación de la vida humana, la automatización del hogar, la inteligencia artificial, las ciudades inteligentes, la provisión de acceso mediante fibra o mediante globos, los drones de reparto logístico o las turbinas eólicas, entre otros.
Hoy, Marimar publica en Cinco Días una noticia titulada «Google busca que el resto de empresas de Alphabet se orienten a la rentabilidad» en la que cita algunos de los temas que le envié por correo electrónico. Básicamente, hablamos de dos multibillonarios que iniciaron su proyecto hace más de dos décadas, que ahora tienen el pelo tirando a canoso, y que se han hartado de dedicarse a algo que nunca les gustó, la dirección de empresas, y quieren vivir la vida. Para ello, colocan a la persona que ha dirigido los destinos de Google durante los últimos años y la ha llevado a una razonable estabilidad de resultados – a riesgo de perder su cultura empresarial característica, pero eso es otra cuestión – al frente del resto del holding, y tratarán de, simplemente, dedicarse a otros temas. A partir de ahora, con sus confundadores en retiro voluntario, ya no es la misma compañía que estos cofundaron, ni su misma cultura, ni su misma filosofía. Es otra cosa, dedicada a ser rentable en la medida de lo posible, a poner los proyectos en valor o cerrar los que no interesen, y a mantener una gestión empresarial razonable que pueda mantener bajo control proyectos con tanto potencial como los que hay bajo el paraguas de la compañía.
A continuación, el texto completo del correo que envié a Marimar hablando del tema:
La salida de Larry Page y Sergey Brin del holding Alphabet, que incluye tanto a Google como a todas las pequeñas pero inmensamente prometedoras compañías que se formaron siguiendo sus aparentemente locas ideas, responde simplemente al interés de dos multibillonarios por ser felices dedicándose a otras cosas. En ningún caso supone ningún fracaso del modelo Alphabet, que lejos de reflejar ninguna obsesión por el abecedario de sus fundadores, implicaba apostar (“bet”) por compañías en fase “alpha” o muy temprana, que iban desde la conducción autónoma hasta el estudio de las causas de la muerte, el rediseño de las ciudades para hacerlas inteligentes o la sensorización del hogar, sino incluso un refuerzo de la misma. Esas compañías están diseñadas para ser enormemente rentables, pero no hoy o mañana, sino cuando sean capaces de solucionar algunos aspectos de los problemas que llevaron a sus fundadores a crearlas.
En este sentido, la designación de Sundar Pichai, hasta ahora CEO de Google, como futuro CEO de Alphabet indica que los fundadores dan por buena su gestión en Google, caracterizada por buenos resultados económicos pero por una sistemática destrucción de lo que era una de las culturas más características de Silicon Valley, centrada en las libertades individuales de los empleados, para convertirla en una empresa mucho más “convencional”. Aplicar esa misma filosofía al resto de empresas de Alphabet puede tratar de llevarlas a su segunda fase, menos “experimental” y más orientada a la rentabilidad futura, mientras sus fundadores originales se dedican a disfrutar de lo ganado.
*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons