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Amazon no debería seguir ignorando la evidencia

Amazon no debería seguir ignorando la evidencia

Amazon no debería seguir ignorando la evidencia

Por Enrique Dans*

Hace algunos meses, en abril, un grupo de empleados de Amazon firmaron una carta abierta a Jeff Bezos y al Consejo de Administración de Amazon pidiendo expresamente que la compañía más acción en la lucha contra la emergencia climática. En muy poco tiempo, en una compañía tradicionalmente caracterizada por la extrema discreción, el número de firmantes de la carta superó las ocho mil personas, demostrando que, en efecto, muchos de los que trabajaban en Amazon reconocían que la compañía podía hacer mucho más, debía plantearse cómo hacer para no contribuir activamente a ello, y sobre todo, no limitarse simplemente a acciones de greenwashing, de puro maquillaje.

Sin embargo, a pesar de las protestas, de la carta abierta y de las dramáticas peticiones expresadas en público durante la junta de accionistas el pasado mayo, los accionistas de la compañía rechazaron todas las peticiones en ese sentido, demostraron una sensibilidad nula hacia el tema y afirmaron básicamente que lo único que les interesaba era dejarse de «tonterías medioambientales» y ganar más dinero.

¿Qué ha pasado? Que una cosa es tratar como basura a los empleados de tus almacenes a los que obligas a complementar su exiguo salario con subsidios del gobierno y que seguramente trabajan ahí porque no tienen otra posibilidad hasta que los sustituyas con robots, y otra muy diferente es ignorar las peticiones de empleados que, si quieren, pueden encontrar trabajo en cualquier otro sitio. Ahora, cientos de empleados de Amazon anuncian que participarán activamente en la próxima Global Climate Strike del 20 de septiembre, con muchos de ellos pidiéndose específicamente días de vacaciones para hacerlo, para protestar por la inacción de la compañía y por su elevada huella de carbono. Los organizadores de la protesta difunden sus opiniones activamente en prensa sin miedo a represalias, y atraen la atención pública sobre una compañía que solía mantener una posición muy elevada en las preferencias de los usuarios, pero que se ve enfrentada cada día más a una creciente impopularidad, que podría llegar a comprometer su futuro a medio plazo. La evidencia es clara, y si Amazon decide seguir ignorándola, tiene mucho que perder, tanto en la batalla competitiva como en la regulatoria.

No, los clamores no se pueden ignorar, y más cuando esos clamores provienen de tus propios empleados, de los que depende el funcionamiento de tu compañía. Si esos empleados no están convencidos de lo que hacen, se irán a otro sitio a trabajar simplemente porque pueden hacerlo, y tu compañía sufrirá un drenaje de talento, que en un entorno como en el que compite, puede ser algo muy poco recomendable. Lo dice hasta la Business Roundtable: la idea de que las compañías pueden prosperar únicamente basando su estrategia en hacer ganar dinero a los accionistas, sin preocuparse de sus trabajadores, de sus proveedores, de la sociedad o del planeta es parte de una ideología caduca, tan muerta y enterrada como Milton Friedman.

Hay peticiones que, en el mundo actual, no se pueden ignorar. Amazon tiene necesariamente que dar respuestas claras a los trabajadores que se lo exigen, como tiene que darlas ante toda la sociedad. La búsqueda del beneficio y de la eficiencia a costa de lo que sea tiene límites, simplemente porque es lógico que los tenga, porque se ha convertido ya en una cuestión que solo ignoran los verdaderamente ignorantes, los inconscientes o los estúpidos. Si no, tanto trabajadores como clientes nos iremos a trabajar o a consumir a otro sitio. ¿Por qué? Porque podemos.

*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons

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