Suma que multiplica. Espacio libre para discutir y analizar la cotidianidad

China y su criptomoneda: controlando todos los aspectos relevantes

China y su criptomoneda: controlando todos los aspectos relevantes

China y su criptomoneda: controlando todos los aspectos relevantes

Por Enrique Dans*

China parece seguir avanzando en su plan para el lanzamiento de su criptomoneda oficial, y lo hace cuidando especialmente uno de los aspectos de los que menos se ha hablado en las experiencias anteriores, pero que tiene una enorme importancia: el mecanismo de reparto o asignación de esas nuevas criptomonedas entre la población.

El mecanismo de reparto de la mayor parte de las criptomonedas ha tenido un problema fundamental: al tratarse de un tema que ha recibido una atención relativamente limitada, ha privilegiado a aquellas personas que, por la razón que fuese, tenían más acceso a la información relevante o podían superar más fácilmente las barreras de entrada a la comprensión de su funcionamiento, algo que tiende a generar una casta de privilegiados que utilizan ese acceso privilegiado para acumular monedas con las expectativas de obtener una ventaja de esa acumulación en caso de que la criptomoneda termine popularizándose. Este tipo de mecanismos tiende a privilegiar a aquellos que poseen recursos ociosos con los que pueden llevar a cabo apuestas, tendiendo así a la generación de patrones de desigualdad. Unas mil personas, los llamados bitcoin whales, poseen en torno al 40% del total de los bitcoins en circulación en el mundo, lo que posibilita esquemas de manipulación de la cotización en función de sus movimientos e intereses. Hoy, por ejemplo, hemos visto una transacción que ha movido 94,504 BTC, con un valor actual por encima de los mil millones de dólares, de forma completamente ajena a todo control o supervisión.

La ausencia de un mecanismo de reparto razonable en la mayor parte de las criptomonedas más allá del «yo la creo, y después ya veremos qué pasa» ha permitido que surgieran esquemas que ponen en peligro la viabilidad futura de su uso, al generar un ecosistema repleto de vicios y problemas de todo tipo.

El caso de China, obviamente, es diferente en todos los sentidos. Comienza por vulnerar una de las reglas de la mayor parte de las criptomonedas al plantear una fuerte centralización y control estatal – como todo en el gigante asiático – que evite la aparición de posibles situaciones indeseables, continúa haciendo hincapié en los aspectos de transaccionalidad y eficiencia necesarias para hacer frente a las muchísimas transacciones de toda una enorme economía como la china – lo que la lleva a prescindir de la cadena de bloques como tal por considerar su mecanismo ineficiente – y sigue, lógicamente, por un control del proceso de asignación de la nueva moneda.

Para ello, China ha diseñado un proceso que implicaría a los cuatro grandes bancos estatales del país (Industrial and Commercial Bank of China, China Construction Bank, Bank of China y Agricultural Bank of China), a la organización de tarjetas que incluye a todos los bancos del país, Union Pay, y a dos gigantes tecnológicos con fuerte actividad en el mundo financiero, Alibaba y Tencent. Esas siete instituciones, y posiblemente una octava por decidir, serían los que recibirían los nuevos activos cuando fuesen lanzados, y que la pondrían en circulación posiblemente en combinación con alguna de las grandes citas comerciales del país, que podría ser el próximo 11 de noviembre, Singles’ Day . La idea es posibilitar una difusión amplia que alcance a 1,300 millones de ciudadanos que actualmente utilizan el renminbi en sus transacciones, y que proporcione acceso a los activos de una manera razonablemente equilibrada, sin dar origen a desigualdades indeseables.

¿Se convertirá China en el primer país relevante del mundo – dejando aparte la anécdota de Venezuela con su petro – en poner en circulación una criptomoneda o moneda virtual de manera masiva, mientras el resto de los países aún se dedican as especular sobre sus efectos? Un movimiento así podría ser enormemente estratégico, y con una fuerte orientación al largo plazo.

Un proceso de despliegue de este tipo representaría el primer uso masivo de una criptomoneda transaccional por parte de un estado, daría lugar a una experiencia que muchos gobiernos del mundo estarían interesados en monitorizar, y permitiría ver los planes que el estado chino tiene, por ejemplo, en términos de control de aspectos como la privacidad y el control de la actividad económica por parte de su población, y cómo se integraría con el resto del mundo.

Habría que ver, por ejemplo, cuánto tiempo se mantendría el renminbi en circulación, qué efectos tendría una transición tan masiva y que afecta a semejante número de personas, o cómo se desarrollarían los procesos de adopción de las nuevas operativas, que afectarían a todos los aspectos de la vida en el país. En muchos sentidos, estamos hablando de la adopción de muchos de los aspectos – no de todos, indudablemente – que las criptomonedas han ido desarrollando, por parte de un actor estatal centralizado. Las implicaciones y el alcance de un movimiento así por un actor tan importante como China son, simplemente, difíciles de imaginar.

*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Entremás.mx.