El muy necesario final de la industria del petróleo
Por Enrique Dans*
Un informe para inversores de BNP Paribas afirma que los parámetros de eficiencia económica de la generación de energías renovables ya hacen imposible que la industria del petróleo sea competitiva, y prevén para ésta un declive implacable e irreversible.
Según el informe, la industria del petróleo nunca se ha visto ante una amenaza como la que supone la combinación de las energías renovables y el avance de los vehículos eléctricos, que convierten a los automóviles con motor de explosión en algo completamente obsoleto. Las recientes ventas del último modelo de Tesla, el Model 3, en el contexto de un mercado europeo en declive son una buena prueba de que la industria del petróleo está empezando a perder a su mejor cliente, por mucho que siga intentando esparcir desinformación sobre el vehículo eléctrico.
Las primeras señales de alarma sobre la emergencia climática actual en forma de evidencia científica fueron publicadas hace cuarenta años, y fundamentalmente ignoradas. Ahora sabemos que, a pesar de los esfuerzos del lobby del petróleo por ridiculizarlas y negarlas, eran completamente ciertas. Hace casi cinco años, un informe publicado en Nature hablaba de la necesidad de dejar en el suelo sin extraer en torno al 80% de las reservas de petróleo existentes entonces si queríamos tener la oportunidad de evitar las consecuencias de la emergencia climática que hoy ya sufrimos, pero de nuevo, la fortísima influencia del lobby del petróleo sobre la política mundial evitó que se adoptase ninguna resolución en ese sentido.
La industria petrolera es la más extraordinaria máquina de hacer dinero jamás inventada por el hombre. Está diseñada para eso, lo hace muy bien, y lo peor de todo, pretende seguir haciéndolo mientras se lo permitan, a pesar de ser plenamente consciente de sus consecuencias. Por eso, aunque ahora empecemos a presenciar su caída en desgracia, el proceso es aún demasiado lento. Los planes de Naciones Unidas para conseguir cero emisiones en 2050 obvian que en 2050 será ya, según todos los informes, demasiado tarde.
Que la propia industria petrolera sea consciente de que está recorriendo las primeras fases de la disrupción no impide que intente resistir ese proceso, aunque al tiempo intente adaptarse para sobrevivir. La mayor petrolera y la empresa más rentable del mundo, Saudi Aramco, ha anunciado hoy la inversión de 75,000 millones de dólares en una compañía india de transformación de petróleo en productos químicos, la alternativa que pretenden plantear frente a la fabricación de combustibles fósiles. Shell adquirió hace seis meses Greenlots, una compañía californiana de tecnologías de gestión de energía y carga de vehículos eléctricos, para comenzar la transición de su red de estaciones de servicio. Las tecnologías para fabricar barcos eléctricos o aviones eléctricos avanzan a buen ritmo, y cada vez son más los países que se replantean sus infraestructuras de generación en torno a las renovables.
La generación de energía mediante fuentes renovables mejora exponencialmente, y se convierte en algo que ya no es simplemente bueno para el planeta, sino también bueno para el bolsillo de los inversores. Pero la ambición de la industria petrolera sigue ahí, y la idea de la necesidad de dejar en el suelo sin extraer esas reservas de petróleo que tan rentables han sido durante tanto tiempo no parece entrar en sus planes. La solución que el mercado propone, la de simplemente esperar a que estas compañías pierdan su popularidad con los inversores, es claramente demasiado lenta. El muy necesario final de la industria del petróleo debería llegar no por la evidencia de sus cuentas de resultados, que tienen margen para continuar durante muchísimos años aún en condiciones de rentabilidad decreciente, sino por una decisión política marcada por la evidencia científica, y tienes en este artículo muchísimos enlaces que te permitirán comprobarlo. ¿Cuántos años más vamos a tardar en ser conscientes de esa realidad?
*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons