El cambio en el mapa mundial de la energía
Por Enrique Dans*
Un plan de inversión cifrado en veinte mil millones de dólares planea abastecer de electricidad a Singapur desde la que será, por el momento, la mayor granja solar del mundo: Sun Cable. Situada en Australia y unida mediante un cable submarino de 3,800 kilómetros, sus 15,000 hectáreas de paneles solares proporcionarán unos 10 gigawatios, suficientes para cubrir una quinta parte de las necesidades energéticas del país y para reemplazar sus centrales de ciclo combinado, y tendrá además una dotación de baterías suficiente para asegurar un suministro ininterrumpido.
Una propuesta a una escala todavía mayor, Asian Renewable Energy Hub, planea crear una granja híbrida solar y eólica unida a una planta de almacenamiento de energía mediante hidrógeno en Pilbara, una región muy poco poblada del oeste del país. La idea es cambiar la fisonomía de Australia dentro del mapa energético mundial, para posibilitar que deje de exportar fundamentalmente carbón y gas natural, y pase a convertirse en uno de los abastecedores importantes de energías limpias. Se calcula que llenar el desierto del Sahara con molinos de viento y paneles solares podría generar suficiente electricidad como para abastecer las necesidades energéticas de todo el mundo. En los Estados Unidos, la solar ya es la fuente de energía más importante, por delante del gas o del viento, y todo ello a pesar de los aranceles impuestos por el idiota de su presidente a los paneles solares importados.
Los planes se unen a los de otros países, como Marruecos y su instalación de Noor-Ouarzazate, y otras en países como India, China, México, Estados Unidos o los Emiratos Árabes, de explotar vastas extensiones de terreno mediante placas solares, incluso en el mar, y de cambiar completamente el mapa mundial de la energía, con todas las consecuencias geopolíticas que algo así puede llegar a tener.
Las energías renovables se han convertido ya en la forma más barata y lógica de producir energía sin necesidad de subsidios. Países como Costa Rica han logrado pasar ya períodos de hasta 300 días sin quemar combustibles fósiles para generar electricidad introduciendo en la ecuación, además de solar y eólica, la energía hidroeléctrica y geotérmica. Portugal ha llegado a pasar cuatro días abasteciéndose únicamente con energías renovables, el Reino Unido ha sido capaz de pasar mil horas sin quemar carbón, y mientras, estados norteamericanos como Colorado se maravillan de la competitividad en costes de este tipo de instalaciones, incluso añadiendo las necesarias infraestructuras de almacenamiento, de tipos cada vez más diversos. Y dentro de las energías renovables, la solar sigue destacando por sus costes cada vez menores. La meta de generar el 100% de la energía mundial a partir de procesos renovables es cada día más factible y más barato.
Cada vez son más las industrias que van a depender de la capacidad de los países para fabricar o abastecerse fundamentalmente de dos cosas: paneles solares y baterías. La energía solar es ya la opción lógica a todos los niveles: en países tan diferentes como los Estados Unidos o Alemania, las instalaciones domésticas de paneles solares y baterías se han convertido en la inversión del momento, y se vuelven más interesantes a medida que hay mas instalaciones que interconectar en las llamadas microgrids. A todos los efectos, la energía es la nueva internet, y el almacenamiento se convierte en la tecnología más estratégica.
Todos los análisis afirman no solo que tenemos que dejar de construir y operar centrales eléctricas basadas en combustibles fósiles, sino que de hecho, hemos construido ya demasiadas, y que el combustible necesario para abastecerlas tendría necesariamente que quedarse en el suelo. La transición es cada día más urgente. Alemania ya ha anunciado el cierre de todas sus 84 centrales de carbón, India ha cancelado planes para construirlas debido a los costes decrecientes de la energía solar, y la acción en este sentido es, cada día que pasa, más importante y más estratégica. Solo los países que actúen a tiempo y actualicen sus políticas de generación podrán aspirar a jugar un papel relevante en ese nuevo mapa mundial de la energía.
*Texto íntegro e imágenes, publicados gracias a licencias Creative Commons