Suma que multiplica. Espacio libre para discutir y analizar la cotidianidad

Del libro Espejo de Mareas

Del libro Espejo de Mareas

Del libro Espejo de Mareas

Por Regina Kalach Atri

A Alberto Buzali

Te ves en el espejo. Podrías ser la Madonna de un cuadro renacentista, la Venus ds Boticelli, la rubia de Tamayo, pero eres la niña sentada sobre un banco de piedra áspero y desigual. El torso echado hacia delante, tu peso sobre tus brazos , tus piernas cuelgan y se mecen al ritmo de un vaivén crepuscular.

Repites tu nombre de tres sílabas, lo recorres al tacto con tu lengua; acaricias los bordes, saboreas. Pero te estorba; te incomoda; no es ligero, no se desliza, ni se cuela entre la niebla. No eres Lorelei, ni Laura, ni Lorena; te faltan eles de nostalgia, de largura.  Tu nombre es gutural y ruge; arremete y es garganta.  Regina: la reina, de qué, no sabes, jamás lo averiguaste. A ratos juegas y asumes tu realeza, como te dijeron. Sin embargo, te asusta la consigna, te confunde.  Ni cetro, ni corona, ningún trono de rojos terciopelos. Entonces, te preguntas, para qué.

Te miras de nuevo en el espejo: eres siempre la niña que contempla el lago, la Madonna, Venus, la rubia de Tamayo,