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Medicina, ¿negocio de lujo?

Medicina, ¿negocio de lujo?

Medicina, ¿negocio de lujo?

Por Mónica da Silva González

Lejos queda para muchos médicos el juramento a Hipócrates, que dicta en un fragmento: “En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos, apartándome de toda injusticia voluntaria y de toda corrupción”.

Así como hay médicos que regalan su tiempo y conocimientos en favor de los más desprotegidos, otros quedan atrapados en las garras de la avaricia, en un negocio en el que no es opcional invertir, pues casi todos los seres humanos priorizan la salud.

Ya sea con el costo de la consulta, la cantidad de consultas que propician o con los diagnósticos, hay varios métodos que las malas prácticas que realiza un médico pueden llevar al quiebre del bolsillo del paciente.

EXIGENCIA AL MÁXIMO

La medicina es una profesión que exige -a veces- demasiado de un ser humano: desde un inicio, requiere demasiado tiempo y dinero invertidos para estudiar, incluidas exigencias de servicio social y prácticas profesionales.

Posteriormente, unos 50 mil egresados hacen el examen para poder estudiar una especialidad y en promedio entra poco menos de la quinta parte (unos 7,500 aspirantes); el examen tiene un costo de mil pesos y varios médicos coinciden que, hasta antes del sexenio de Vicente Fox, se ‘vendían’ esas plazas hasta en 35 mil pesos.

Ya al ejercer, el trabajo conlleva una carga de tensión extraordinaria, ya que no es lo mismo equivocarse en un reporte laboral o en la contabilidad que en una operación a corazón abierto.  Eso sin contar el difícil equilibrio emocional que deben encontrar quienes no quieren llevarse a casa la cantidad de problemas y situaciones extremas que ven en sus pacientes día con día.

Tal es el caso particularmente de médicos que trabajan en el Hospital del Niño Poblano, que a través de varios sexenios han visto mermado el cuidado infantil: “En el sexenio de finales de los años dos mil, los niños se la pasaban quejándose y lamentándose toda la noche en la Unidad de Quemados, porque no había medicina suficiente para anestesiarlos”, comenta uno de los médicos que prefiere guardar su identidad.   “Actualmente, algunos diagnósticos también se otorgan con base en lo que tenemos de medicinas y de cupo y no tanto de las necesidades del paciente; a veces nos rebasan”.

De igual modo, las demandas por negligencia en el sector médico son más altas que en cualquier otra profesión, siendo la CONAMED el organismo gubernamental encargado de recibirlas y procesarlas; pareciera un área de Conciliación y Arbitraje de la STPS pero especial para la medicina.

DE LAS PROFESIONES MÁS RENTABLES

Sin embargo, dentro de las profesiones con mejor sueldo en el país se encuentra la medicina. Según un reporte de la Medscape del 2016, un especialista ganaba en promedio 34 mil pesos mensuales y si pasan de 45 años, llegan hasta los 50 mil pesos mensuales.  El informe también reveló que el patrimonio promedio (suma de activos como casas, autos, joyas, inversiones menos los pasivos como préstamos) media en 650 mil pesos por persona, aunque al final del pago de sus créditos, superará el millón de pesos.

Una consulta de un especialista, se promedia en mil pesos y muchos de ellos hacen regresar al paciente y pagar otra consulta, aunque no haya habido gran mejora o con el pretexto del ‘seguimiento’, que no todas las enfermedades lo requieren.

“Es un efecto dominó”, revela N, una doctora que prefiere no dar su nombre: “si comienzas a cobrar barato, nunca podrás cotizarte en ese estándar premium al que muchos aspiran y que te hace ganar más y poder estar en mejor zona con mejores instalaciones, por la misma cantidad de horas trabajadas”

PRESIÓN EN LOS HOSPITALES POR CONSUMIR SERVICIOS

La famosa “segunda opinión” es parte de un mecanismo de defensa de algunos pacientes que no terminan confiando plenamente en sus médicos y sienten que algo anda mal cuando el diagnóstico recurre, por ejemplo, a cirugía sin haberse intentado otras formas de curación.

Parte de este miedo tiene un fundamento real: varios doctores que por razones obvias desean proteger su identidad, aceptan que ellos o colegas suyos que tienen consultorios dentro de hospitales de renombre y marca conocidos, son obligados a cubrir ciertas ‘cuotas’ de servicios hospitalarios.

“Te ‘sugieren’ que debes enviar a dos a quirófano cada mes, a equis cantidad a rayos X, a otro tanto más a análisis clínicos… y pues a veces se envían esos servicios sin realmente necesitarse”, confiesa N, uno de los médicos.  “No viene en ningún contrato, pero es algo entendido cuando van a hablar contigo y te rentan el espacio”.

Nadie sabe cuántos pacientes recibirá en el mes o qué padecimientos llevarán, por lo que varios reconocen que diagnostican de forma exagerada para cubrir con estas exigencias de los nosocomios, quienes siempre tienen ocupadas sus salas y servicios en favor de la operación en números negros para los inversionistas de la marca.

“Cuando el paciente cuenta con seguro de gastos médicos mayores es mejor, porque sabemos que ellos no tienen que erogar de su propio dinero”, comentan.

FARMACÉUTICAS, SEGUROS Y OTROS

Otros factores que obran en contra del bolsillo de los pacientes son el precio de las medicinas y las fallas en coberturas de seguros médicos.  El primer caso ha sido documentado por decenas de artículos periodísticos alrededor del mundo, en donde la denuncia principal es el manejo de patente para explotar los precios ante alguna cura recién descubierta, que también hay que reconocer, cuesta millones de dólares lograr.

La revista Fortune  publicó  que el mercado farmacéutico supera las ganancias por venta de armas o telecomunicaciones y que por cada dólar invertido en fabricar un medicamento, se obtienen mil de ganancia: “Una cosa es que invierten mucho en investigación de medicinas que nunca ven la luz, pero otra es el abuso sobre las que sí resultan efectivas”, comenta uno de los médicos entrevistados.

Asimismo, el mundo de los seguros de gastos médicos mayores busca siempre evitar el pago de los asegurados, como el caso de ‘N’, paciente de cáncer de seno cuyo seguro se negó a cubrir varios padecimientos colaterales y tratamientos alternos a su enfermedad, a pesar de no haber llegado al tope de los gastos incluidos en su seguro.

“Cubrieron la operación y algo del tratamiento, pero otras medicinas no, además de que te dicen que las prótesis son algo estético y no de salud”, replicó la paciente.

CONTRAPARTE

Hay otros médicos que defienden este tipo de actos: “A veces es mejor exagerar en los cuidados del paciente y los estudios para prevenir o descartar en extremo otras enfermedades y si el paciente tiene cubiertos los gastos con su seguro, pues preferimos ser exhaustivos en la búsqueda de la mejor solución”.

De igual modo, algunos de los médicos entrevistados consultan sin costo a pacientes con problemas financieros y apoyan con algunas conexiones, en caso de requerirse cirugía. Tal es el caso de Fermina, una empleada doméstica con miomas en el útero, quien inocentemente respondió que no sentía ‘tanto dolor’ cuando la consultaron en el Hospital General del Norte.

Su caso fue revisado por un par de los médicos entrevistados, quienes urgieron la cirugía para extirparle los miomas y el útero, al presentar un alto riesgo de cáncer.   Ellos se contactaron con colegas del Hospital General de San Andrés Cholula, quienes realizaron la cirugía (ya que Fermina contaba con Seguro Popular) y le dieron seguimiento a su estado de salud.

“Si podemos hacer algo, si está en nuestras manos, no hay que escatimar ni tiempo ni recursos”, concluyeron.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Entremás.mx.