Inseguridad, vialidades y notarías, temas con olor a corrupción
Por Santiago Sánchez L.
Recientemente, la percepción de inseguridad se ha incrementado notoriamente en Puebla. Los asaltos en comercios, restaurantes y semáforos suceden todos los días, a cualquier hora. El lugar común es culpar a la novel presidenta municipal. Sin embargo, el tema se remonta a un proceso de descomposición que va mucho más allá de su naciente periodo de gobierno, y aún de los límites del municipio. Es un tema estatal, y si no, habría que preguntarle a vecinos de Tehuacán y San Martín Texmelucan, por ejemplo. Algo sucede en los mandos policiacos del Estado -y parece que todos los poblanos sabemos qué es, menos los gobernantes- que las fuerzas del orden están ausentes de nuestras calles, sin rumbo, sin dirección, y especialmente sin estrategias, ni inteligencia.
Otro tema preocupante es el de nuestras vialidades. La puesta en marcha de la Ruta 3 ha evidenciado que es un sistema de transporte que lejos de estar respaldado por razones técnicas, está colgado con los alfileres de la política y la corrupción. Ruta no sustituye a los viciados concesionarios, sino que se suma a ellos. Puebla tiene vialidades colapsadas, en las que un carril se destina a Ruta, otro carril a bicicletas y el restante a que los automovilistas traten de sobrevivir con los transportistas que se sienten desplazados.
Nadie usa los carriles de bicicleta, y menos cuando se tienen que compartir con el precario sistema de transporte público. Ayer vivimos un lamentable ejemplo de ello. Las ciclopistas en San Manuel, la 9 y 7 sur son un ejemplo de ello. Las rutas alternas, beneficiaron políticamente a los concesionarios, pera lesionan gravemente a vecinos de vialidades que nunca fueron diseñadas para soportar el trajín desaforado de los transportistas. Colonias como Gabriel Pastor, Bella Vista, Huexotitla son ahora un caos, debido a que la autoridad ha sido todo, menos eso, autoridad. ¿Se hará responsable de los accidentes, las muertes y los perjuicios que miles de poblanos sufren diariamente por decisiones banales, cargadas de intereses políticos y económicos?
Un tercer tema es la opacidad en la asignación de Notarías. Sucedió en el sexenio anterior. Sucede en el gobierno actual. Nadie ha podido verificar que los Notarios designados en el periodo de Moreno Valle y ahora en el de Gali, hayan cumplido plenamente con los requisitos señalados por la Ley del Notariado. Si todos cumplieron, y el proceso fue muy transparente y apegado a la legalidad, ¿por qué esconder bajo siete llaves los expedientes?. ¿Por qué premiar a quien otrora coordinó el proceso de elección de Notarios, con una magistratura?. ¿Por qué premiar con una Notaría, a quien debió investigar y sancionar a los funcionarios que guiaron con dados cargados la selección de fedatarios que no cumplieron con los requisitos de ley?
Valdría la pena que la ansiosa bancada de Morena en el Congreso del Estado, retome realmente este tema, para revisar con lupa las asignaciones de Notarías a MorenoVallistas y Galistas. Seguramente encontrarán suficiente y muy interesante material, para echar atrás esos nombramientos, como ya ha sucedido en otros Estados.