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“Señor, señora no sea indiferente…”

“Señor, señora no sea indiferente…”

“Señor, señora no sea indiferente…”

Por Malusa Gómez
@marylightg

La cita fue a las 6:30 am en UNARTE, muchos llevaban unas camisetas con el logo de la universidad en la parte delantera y esta leyenda en la trasera “Todos somos arte y el arte se hizo para admirarse, no para matarse”. De blanco, de negro y con un entusiasmo de participar que les brillaba en los ojos.

Caminamos hasta la avenida Juárez para sumarnos al contingente, donde ya estaban otras universidades, las expectativas eran muchas, para algunos era su primera participación social de carne y hueso, nunca habían marchado, nunca habían encontrado un porqué para sumarse a una causa. Esta vez la sienten suya, se sienten vulnerables, la inseguridad los empieza a encerrar en un mundo que no es el que quieren vivir, han decidido levantar la voz y yo se los aplaudo.

La espera fue larga y fría. Las consignas empezaron a escucharse. Si te parabas en alguna banca o algún bolardo y veías desde lo alto hacia el paseo Bravo o hacia la fuente de los Frailes, podías ver un río de gente, todos ahí parados con bastante orden en espera del movimiento. Los rumores también se hicieron presentes, que si ya había gente que estaba llegando al zócalo, que si había grupos de choque y teníamos que ser cuidadosos, “que sí y que si…” como siempre sucede cuando uno está simplemente esperando que empiece lo de a deveras.

Los vendedores se hicieron también presentes, tamales, empanadas, atole, jugos, gelatinas todo un menú de desayuno. Las banderas con leyendas de justicia y unas banderas horrorosas de México sin los colores reales, solamente en blanco y negro, con lo que ello significa.

Pasaron como dos horas, y al fin empezamos a caminar. Con el entusiasmo que da sentirse parte de lo que está sucediendo, nos explicaron el significado de las señas, para saber cuando avanzar, cuando callar y cuando alguien te está pidiendo auxilio. La verdad, la organización estuvo muy bien. Siempre pendientes ofreciendo ayuda, agua o recogiendo basura.

“¿Quiénes somos? UNARTE ¿y a qué venimos? A apoyarte”, “Señor señora no sea indiferente que matan estudiantes en la cara de la gente”, “No somo 5, no somos 10, señor gobernador cuéntenos bien”, “¿Por qué, por qué, por qué nos asesinan si somos el futuro de América latina”, “Sí se ve, sí se ve, este apoyo sí se ve” y el ya famoso pase de lista de los que ya no están, que sin duda eriza la piel.

Caminamos de corrido hasta el zócalo, en algunos trayectos nos decían que hiciéramos cadenas humanas, es decir que nos tomáramos de las manos para evitar que alguien se metiera entre nosotros, pura precaución contra la provocación. En las banquetas había de todo, gente que llegó ahí para apoyar con sus aplausos o con sus cartulinas que decían “no están solos”, otros a los que sin duda les agarró la marcha ahí de camino al trabajo y también se detenían a ver, a tomar fotos o videos.

La espera en zócalo otra vez fue un poco larga, dio tiempo para ir al baño, tomar agua, comprar papitas y sentarse en el suelo a esperar. Los organizadores nos dijeron que el contingente de adelante ya había llegado a Casa Aguayo y que ya los había recibido el gobernador. Que había que esperar pues éramos muchísimos y se estaban acomodando para que todos pudiéramos llegar.

Finalmente volvimos a avanzar, llegamos al Boulevard 5 de mayo, y ahí otra vez se detuvo el contingente. Ya eran como las 12 de día, los ánimos seguían bastante bien, pero sin duda ya se nos veía cansados, falta realmente muy poco para llegar a Casa Aguayo, aun así, platicamos si querían seguir o ya mejor nos íbamos. Decidieron llegar hasta el final, y una vez más se los aplaudo, ya estábamos ahí, desde que salimos lo hicimos con la idea de llegar hasta el final y pues así le hicimos, y fue una gran decisión. La llegada a Casa Aguayo fue muy emociónate. En las banquetas estaban los chavos de la BUAP y la UPAEP haciendo una especie de valla, aplaudiendo y agradeciendo el apoyo. En ese momento no importaba de qué universidad eras, si era privada o pública, si estudias ingeniería o arte; en ese momento lo importante fue y es que están juntos en esto, indignados por los mismos temas y con las mismas ganas de vivir en un mejor lugar. Se me puso la carne de gallina, agradecí su entusiasmo por llegar hasta el final, me sentí muy orgullosa cuando dijeron en el micrófono “Unarte”, y todos aplaudieron y gritaron “sí se ve, sí se ve, ese apoyo sí se ve” y dimensioné que ayer mis alumnos, y yo con ellos, pusimos nuestro granito de arena para pedir seriamente que las cosas cambien. Entendí (o recordé) que la historia se escribe así, participando y siendo parte de ella. ¡Felicidades chavos y gracias!

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